domingo, 28 de noviembre de 2010

Un fondo compartido de pensar

Tratábamos de buscar una novela que todos hubiéramos leído, alumnos y profesor. Pero no nos salía ninguno. Estuvimos dedicando media clase a nombrar autores y obras, pero nada. Algunos no habían leído nunca a Delibes, otros no habían pasado por García Márquez, al alumno vasco de la clase nunca le habían obligado a leer a Baroja (huy, qué raro). Hasta que de pronto uno dijo:
-Es que, como todos venimos de comunidades autónomas distintas, hemos leído todos cosas diferentes.
Luego leí lo de Aquilino Duque en su blog sobre los últimos días de España, y pensé que una comunidad nacional no puede subsistir sin un fondo compartido de libros, es decir, de lecturas que forman un mismo sentir y un mismo pensar.

viernes, 26 de noviembre de 2010

Las bromas de Borges

Hoy hablo de filología, pero no se me escapen a otro blog, que prometo que la cosa será ligerita. Del último viaje a Argentina me traje un tomazo, el volumen primero de las Obras completas de Borges en edición crítica, rigurosa novedad mundial. Al llegar a casa, abro el libro y veo que los editores se han molestado en meter las muchas variantes que Borges introdujo en sus primeros libros de poesía. Muy bien. Luego, sigo por la obra en prosa mientras pienso en cómo puedo aprovechar las notas a pie de página para mis clases en la universidad. Entonces me detengo en uno de los relatos que más me gusta comentar con mis alumnos: "La muerte y la brújula". Se trata, como todos los borgianos saben, de un pastiche de novela policíaca en el que se disfrazan numerosas referencias al Buenos Aires de la época. Lo malo es que en las notas no salen ni la mitad de ellas y alguna se pretende explicar con datos a medias. Así, del personaje de Ernst Palast se dice en nota que es "posiblemente una referencia velada a algún personaje de la época, periodista o escritor de filiación nacionalista". No me considero un experto, pero digo yo que el sujeto aludido debe de ser Ernesto Palacio, un conocido de Borges del que éste se rio en varias ocasiones.
Ya con algo de malicia, me voy a "La biblioteca de Babel", en concreto al párrafo inicial en el que se describe la infinita biblioteca compuesta de innumerables celdas hexagonales, todas ellas con la misma disposición. Al final de la descripción, Borges habla de :

... un angosto zaguán, que desemboca a otra galería, idéntica a la primera y a todas. A la izquierda y a  derecha del zaguán hay dos gabinetes minúsculos. Uno permite dormir de pie; otro, satisfacer las necesidades finales.

 Esto es lo que lee en la edición crítica. Pero uno se pregunta: ¿qué es eso de las "necesidades finales"? Ya se ve que los desventurados bibliotecarios que viven en las celdas sólo pueden dormir de pie... pero, ¿y esas necesidades? Si vamos a la primera edición de 1942 nos enteramos de que, en realidad, Borges no puso "necesidades finales", sino "necesidades fecales". De ahí el aspecto cómico del pasaje: pobres bibliotecarios que no tienen sitio ni para hacer caca... En fin, puede ser que algún corrector de estilo pudibundo pensara que aquello era indecente y lo cambió en la primera edición de las Obras completas de 1977, sobre la que se basa la actual.O tal vez Borges, ya viejito, fue el responsable del cambio, yo qué sé. Pero, en cualquier caso, "necesidades fecales" se entiende demasiado bien, y "necesidades finales", no. Los editores actuales debieron fijarse en esa minucia, aunque fuera un chiste cochino y lo hubiera firmado Borges.

jueves, 25 de noviembre de 2010

Alfonso Canales: Birthday

En homenaje a mi mujer, que cumple años en estos días, se me había ocurrido colgar un precioso poema de Alfonso Canales titulado Birthday. El poema lo leí durante mi carrera universitaria y me impresionó. Era algo más que una felicitación de circunstancias; era un grandísimo poema de amor. Lo recomendé a otras personas, incluso no lectoras habituales de poesía, y también tuvo éxito. Y ahora resulta que me acabo de enterar de que Canales ha muerto el pasado 18 de noviembre. Así que tengo un doble motivo para hablar del poema: un recuerdo de la vida que se renueva y otro de la que se acaba.
Birthday comienza de forma extraordinaria; luego, al rato, quizá pierde intensidad, pero la recupera al final. Como todos los grandes poemas, necesita de subidas y bajadas para que se note la altura de la cordillera.

Los días que tú cuentas tiene el mundo:
pues cuando tú no estabas, ¿qué de real había?
¿Cómo pudo existir lo que tus ojos
no eran capaces de crear, tus dedos
de acostumbrar a la vital dulzura
de su tacto? No hubo nada antes
de ti, ni creo que haya
nada después de que tu vida acabe.
Ni siquiera los años que el tiempo me atribuye
antes de tu venida fueron sino fantasmas
de un mal sueño: más joven
soy que tú, pues no cuenta
para mí cuanto pude vivir sin conocerte.
También yo soy tu obra: lo que piensas de día,
lo que de noche ocupa tu deseo,
eso me alza, viva
criatura del amor, como una fuerza
tuya que por milagro
se conforma
y alienta. Nada puede
sucederme si dejas de tejer esta tela
donde se van trabando tus hilos con los míos.
Antes de ti, después de ti, el diluvio
de la nada disuelve
esta mano que escribe estas palabras.

miércoles, 24 de noviembre de 2010

Dos microrrelatos de María Rosa Lojo

LO QUE NO PASA EN ESE NO LUGAR
El Cielo –se ha dicho— es el lugar en donde no hay historia. El tiempo cesa allí, se coagula, como cesa de fluir la sangre de una herida. Quizás, en ese espacio donde ningún cuerpo pesa, no hay más que el tiempo de lo que ya se vivió, fragmentado como un rompecabezas, que se arma y se desarma una y otra vez, hasta agotar todas las combinaciones posibles del temor y el deseo.
Quizás se sobremuere allí cómo en los sueños: cada noche (o cada día) lo mismo y distinto, sin conexión o continuidad con el sueño anterior. Seremos entonces habitantes de casas interminables, que cambian constantemente la distribución de los cuartos o la orientación de las ventanas. Encontraremos caras desconocidas y caras que conocemos demasiado y que preferiríamos perder. Habrá animales que comerán dulcemente de nuestra mano y otros, oscuros, que acecharán como amenazas, aunque no existan ya carne ni huesos que puedan morderse.
Habrá, acaso, un paisaje de campanarios, siempre lejano. Una música de belleza intolerable saldrá de las iglesias, y la escucharemos sin entrar al interior umbrío, sin tocar el musgo perenne de aquellas grandes torres, sin sentarnos en los altos bancos del coro de las criaturas, así en el cielo como en la tierra, eternos excluidos de la mesa de Dios.
Pero nadie sabe, a ciencia cierta y ni siquiera inciertamente, lo que no pasa en ese no lugar donde las medidas de este mundo son inútiles.
Tal vez hemos estado allí, antes del nacimiento, y viajamos a la tierra para que algo nos sucediera, realmente. Para que algo doliera de verdad, para que las pérdidas fueran irreparables y raros y únicos los gozos. Para que pudiéramos soñar la felicidad como la falsa memoria de un cielo inexistente.





LOS SANTOS INOCENTES
Los primeros pobladores del Cielo cristiano fueron los Santos Inocentes.
Inocentes, claro, hubo muchos antes que ellos. Pero tal inocencia y las formas de su vida y de su muerte, fueron estrictamente naturales, sea por las diversas enfermedades que aquejan a la infancia, sea por la maldad que algunos hombres segregan como el caracol su baba luminosa.
Pero esos Inocentes, los que mandó matar Herodes el Grande, porque uno de ellos podía ser el legítimo heredero de su trono, se merecían el Cielo por causas del todo sobrenaturales. Aunque ninguno de ellos fue consultado previamente a tal efecto, sus breves vidas y sus largas muertes fueron necesarias para despistar a Herodes, y que se cumplieran las profecías.
Quedaron, pues, bautizados con su propia sangre, que protegía los secretos designios del Señor y entraron de inmediato en un cielo vacío. Venían degolladitos, temblando por las corrientes de aire que asolaban ese espacio aun inhóspito. Se hubiera dicho que llegaban en malón, a no ser por su condición especialmente patética e inofensiva.
Varios ángeles les cosieron los cuellos tiernos y rotos con dedos de seda. Y otros ángeles (puesto que no había allí aún mujeres, y tampoco hombres) les dieron de mamar, ya que habían sido arrancados sin piedad del seno de sus madres, y ninguna otra cosa podía complacerlos.


María Rosa Lojo (Buenos Aires, 1956) es autora de una veintena de libros de poesía, narrativa y ensayo.  Su interés por la narrativa histórica le ha proporcionado justo prestigio en su país gracias a títulos como Historias ocultas de la Recoleta (2000), La princesa federal (1998) o Finisterre (2005). De la conjunción de su veta poética con la narrativa han surgido poemas en prosa o microrrelatos como éstos.  

martes, 23 de noviembre de 2010

La luz del corazón llevo por guía

Salgo de la cama y ando a tientas por la habitación en medio de la noche. Juego a ser ciego sin serlo. Conozco el número de pasos que me llevan hasta la salida. Los cuento uno a uno, abro la puerta y palpo las paredes del pasillo hasta el interruptor. Pero esta vez no lo enciendo.
Prosigo el juego y bajo las escaleras con cuidado. No hay problema; recorro el salón, la cocina, los baños. Entonces doy la vuelta. Subo las escaleras, mientras repaso la forma de los peldaños con los pies. Ahora ingreso en otra habitación con las manos por delante. Me siento frente a algo que imagino que es la mesa. Tanteo el aparato. Doy al botón de encendido. Y me pongo a teclear estas palabras que van saliendo una a una, desde lo oscuro y al azar.

lunes, 22 de noviembre de 2010

domingo, 21 de noviembre de 2010

Cuatro o cinco ideas sobre este blog

Ayer estuve hablando en una mesa redonda sobre blogs y literatura. Creo que todos los invitados coincidimos en una serie de rasgos, más o menos evidentes para cualquiera que se inicie en esta nueva práctica de escritura. Pero, pasadas las horas, revisando lo que yo había dicho algo improvisadamente, me queda el remordimiento de no haber sido un poco más preciso en algunos ideales que uno quisiera para este blog.
A mí me gustaría tener las cualidades que Italo Calvino proponía para la literatura del nuevo milenio: levedad, rapidez, exactitud, visibilidad y multiplicidad. Explicar cada una de ellas aquí sería atentar contra esas mismas cualidades, así que, dicho de una manera más espontánea, la cosa se resumiría en que no hay que ser pesado (levedad), sino breve (rapidez) y preciso (exactitud). Si se pueden decir las cosas con un poco gracia, mejor, y, desde luego, hay que ser abierto y respetuoso con las opiniones de los demás, porque los comentarios contribuyen a ir haciendo el blog. Eso significaría, creo, aceptar la multiplicidad del mundo en que vivimos. La visibilidad a la que se refiere Calvino se puede aplicar al uso de las imágenes, claro está, pero también a escribir de una forma que el lector "entienda" y "vea" lo que queremos decir.
Y ya vale por hoy, que me estoy alargando.

miércoles, 17 de noviembre de 2010

Apología de la lectura por la noche

Acostumbro a tener una montañita de libros en la mesilla de noche que crece o disminuye de acuerdo con mi capacidad de lectura nocturna. Lo normal es que esta sea muy poca porque me quedo dormido enseguida  (otro argumento más en favor de la utilidad de la lectura).Cuando era estudiante, tenía yo un amigo en el Colegio Mayor que empleaba los libros con parecida finalidad. En cierta ocasión entré en su habitación y vi que tenía en su mesilla las Cartas a un joven poeta de Rainer Maria Rilke. El ejemplar estaba machacado por el uso y lucía unas extrañas muescas en la portada. Me quedé asombradísimo, porque el usuario de la cama no era un apasionado lector.
-No lo leas, no lo leas, que es malísimo, me advirtió muy convencido.
Y me explicó que utilizaba el librico como calzador de la pata de la cama, que estaba medio coja. De ahí los porrazos que exhibía la cubierta. Ahí tienen ustedes otra razón de peso en favor de los libros por la noche.
Además, mi amigo había elegido bien, y no sólo porque el tamaño del libro le convenía a la estabilidad del lecho. Para los que tenemos poco aguante a esas horas, acaso lo más recomendable sea leer poesía, que ésta siempre se esconde en la brevedad y en la belleza. La poesía exige poco tiempo pero, para quien está atento a su llamada, da mucho a cambio. La poesía es inmortal y pobre, decía Borges, y digo yo que sólo pide una limosna de minutos. Ahora tengo en mi montañoso top ten de la mesilla, Memoria del Paraíso de Corina Dávalos. Y qué continuada sorpresa releer por la noche lo mejor del libro, que está, para mí, en ráfagas de versos como estos:

Tarde de lluvia:
con ramas de recuerdos,
enciendo el fuego.

Un gesto breve:
tu sonrisa cansada,
enciendo el fuego.

Soplo de viento:
¡Qué honda reverencia
de trigo verde!







martes, 16 de noviembre de 2010

Hechizo

Se quedó hipnotizado ante aquella visión deslumbrante como el canto embrujado de una serpiente. El hechizo le impedía moverse, paralizado por el sortilegio que le iba robando la vida, el cuerpo, todo. Sus familiares y amigos sólo encontraron un sillón vacío delante de la pantalla.

jueves, 11 de noviembre de 2010

Viva la Y griega

El mundo está tan mal que ahora ya no sólo los políticos sueltan ocurrencias para cambiarlo, sino que también los académicos se han sumado a la moda. Uno pensaba que la Real Academia Española se había modernizado. Hoy en día los señores académicos ya no tuercen la nariz con las palabras feas o malsonantes, sino que las incluyen en el DRAE, porque "no se puede desconocer la realidad del idioma", o porque su colega Pérez Reverte se cabrea con ellos. Y esto no está tan mal; con buen sentido, se ha abierto la mano con el español en América, que antes andaba medio marginado en las páginas del Diccionario de la RAE.
Además, si uno atiende a su director, se cree que la Academia ya no está para imponer un modo de hablar o de escribir, sino para mostrar a los hablantes la riqueza de la lengua, describirla, cuantificarla etc. La gramática ya no debiera ser normativa, sino puramente descriptiva, dicen algunos. Pero qué va: la última reforma ortográfica la vuelve a emprender contra los acentos que, al paso que van, se convertirán en especie en peligro de extinción. Todo sea por el facilismo. Pero se equivocan los señores académicos: si los hablantes cada vez distinguen menos un adverbio de un adjetivo, no por eso van a conseguir que escriban sin faltas de ortografía cargándose los acentos. Se empieza con los acentos y se terminará con las distinciones entre "b" y "v". Al tiempo.
Pero, a mí, lo que más me molesta es que se sancione la denominación de las consonantes "y", "b" y v". Una vez más, la Real intenta complacer a tirios y troyanos, a españoles e hispanoamericanos. Según los sabios académicos, entre los que se cuentan directores de periódico, humoristas y algún que otro filólogo, los españoles tenemos que cambiar nuestro hábito y decir "ye" como al otro lado del Atlántico. Y los hispanoamericanos, a  su vez, deben renunciar a su "be corta" y "be larga" y llamar "uve" y "be" a las consonantes más redundantes del idioma. Puede que en algunos países como Chile o Colombia, que tiene más apego a la institucionalidad de la lengua, lo consigan. Pero en Argentina, donde sus escritores más insignes desde Sarmiento a Borges, se han reído a carcajadas de la R.A.E., me parece que poca gente les va a hacer mucho caso. Más de uno se preguntará: ¿Quiénes son estos gallegos para decirme cómo tengo que llamar a las letras de toda la vida?
Uno sentía, por lo demás, un cierto cariño desde la infancia por el nombre de la y griega. En medio del insípido abecedario estaba esa "y" que, de niño, me hacía pensar en cascos espartanos y partenones. Tenía su toque exótico y cultural la Y griega, pero eso no lo han visto sus señorías.

martes, 9 de noviembre de 2010

Túnel


Se distraía mirando la ventanilla del tren. Ahora llegaba el tramo de los túneles. Como estaba previsto, el paisaje sereno y otoñal se apagó de repente al ingresar en la oscuridad, pero pronto salió la luz de nuevo y vio un pueblo de nieve con un bosque helado al fondo. No tuvo tiempo de preguntarse por qué: otro túnel se lo tragó todo y, al salir, se divisaban unas ruinas románicas con unas ovejas pastando sobre un manto verde y soleado. Otoño, invierno, primavera: ésa era la secuencia lógica. En el siguiente túnel debía de tocar el verano. Entraron y, mientras el ruido y la oscuridad se prolongaban, pensó por un instante si acaso no habría algún error de cálculo, si no existiría otra secuencia imprevista, si no se acabaría nunca el túnel, si no vendría ahora la noche para siempre.

lunes, 8 de noviembre de 2010

Zapeos del fin de semana

De puro aburrimiento el sábado por la noche, descubrimos mis hijos mayores y yo un canal de televisión rusa en inglés. Para practicar un poco, nos quedamos a escuchar y, para mi sorpresa, nos tragamos un documental sobre la liberación de Praga a cargo de las tropas rusas durante el año 45. Salen viejos combatientes y agradecidos ciudadanos praguenses, todavía más viejos. La propaganda dura casi treinta minutos y luego anuncian un reportaje sobre la conquista de Berlín. Qué raro, al parecer, se les olvidan las diversiones de los soldados soviéticos, el saqueo, las matanzas y, sobre todo, la Primavera de Praga, me digo. Pero lo cierto es que me he parado a verlo porque estaba en inglés, lo que me hace pensar que Rusia sigue siendo un país con vocación imperial o, mejor, que ellos tratan de dar su imagen internacional, discutible o no, pero la suya. También Francia tiene un canal en inglés, por cierto. No estaría mal que cundiera el ejemplo para España.
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Este sábado, nuestro presidente ha sentido un súbito amor por las tropas españolas en Afganistán y, como los grandes estadistas, ha hecho un viaje sorpresa para verlas. Entretanto, Pepe Montilla, president de la Generalitat, recibe a Benedicto XVI al pie de la escalerilla del avión: todo por la patria... catalana.
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M. vuelve desolada de comprar el pan. En la cola ha visto unos periódicos que hablan de la visita del Papa y se le ha ocurrido comentar en voz alta su alegría por la noticia. Enseguida la señora de delante se ha vuelto hecha una Furia: "¿Pero usted está a favor de la visita de ese hombre?". Enseguida, un silencio y, a la carga: "¡Con los problemas de paro que tiene España! ¿Sabe usted lo que nos cuesta a todos?"", etc. El chorreo ha durado un rato con insultos personales incluidos ("¡Parece mentira que usted piense así!"). Al final la señora tenía un sofoco tal que le faltaba el aire para pedir el pan. Llevaba un periódico bajo el brazo. Supongo que allí saldría eso de "Miembros del gobierno manifiestan su sorpresa por las alusiones del Papa al ambiente en España durante los años treinta".

sábado, 6 de noviembre de 2010

jueves, 4 de noviembre de 2010

Mi otro blog

Bien: acabo de abrir otro blog, en donde iré metiendo reseñas publicadas o inéditas. Aquí, a la derecha, está el enlace. Y para los perezosos, aquí también: http://lectorconsentido.blogspot.com/

Sabio y sencillo

-La poesía es una forma de amar la vida. Igual que hay personas para las que todo en la vida es comer gambas, otros leemos y escribimos poesía.
Esto se lo escuché en una tertulia a J.J. hace más de veinte años. Me pareció una definición inusitadamente modesta, sobre todo por venir de un poeta. Y más aún: sabia y sencilla.
Con el tiempo he llegado a pensar que es lo que sucede también con otras cosas que se nos ofrecen como un don gratutito: mirar paisajes, ir a un concierto, escuchar a un amigo, nadar un rato, pasear, cultivar plantas,  coleccionar sellos, jugar con un niño, pintar soldaditos. Formas de amar la vida.

miércoles, 3 de noviembre de 2010

Gabino Ezeiza

El viajero curioso que llegue al aeropuerto internacional Ezeiza de Buenos Aires puede preguntar, tal vez, por la figura que dio nombre a ese lugar que acaba de conocer. En este hipotético caso, es fácil que sus informantes locales le respondan con unos datos sucintos, aunque sólo correctos a medias: a saber, que Gabino Ezeiza (1858-1916) fue un famoso payador del siglo XIX, o algo parecido. Si el turista quiere saber más, se añadirá que el payador era una figura representativa del tipo gaucho, un improvisador de talento con la guitarra. De inmediato nuestro viajero se formará en la mente una imagen característica del gaucho Ezeiza: un hombre mestizo de luenga barba, ataviado de bombachas, chiripá y facón. 
Por desgracia, esta caracterización no se ajustaría a una verdad que, en ocasiones, hasta los mismos argentinos desconocen. Gabino Ezeiza fue, ciertamente, un payador famoso por su talento, pero el color de su piel... era negro. Llegó a triunfar en payadas tan célebres en su época como la tenida con el uruguayo Juan de Nava, en 1884. La ocasión debió de crear, por cierto, una expectación insólita, ya que se trataba de una especie de partido internacional de fútbol con el aliciente de la rivalidad entre las dos repúblicas vecinas. Ezeiza viajó a Montevideo invitado por el mismísimo gobierno oriental. En un recinto lleno de público derrotó a su rival de forma tan clara que hasta la misma prensa uruguaya lo reconoció deportivamente. Este hecho significó la consagración de Gabino, quien desde entonces fue considerado sin discusión el mayor improvisador de su tiempo.
No deja de ser curioso, añado, que el nombre del aeropuerto principal de un país que se suele conocer como uno de los más "europeos" de Hispanoamérica, sea el de un descendiente de africanos. La explicación viene del gran número de esclavos que tuvo el Río de la Plata durante el período colonial. En 1800 la población negra de lo que hoy llamamos Argentina era de un 37 % frente a un tanto por ciento equivalente de criollos. Las guerras y las epidemias de finales del siglo XIX terminaron diezmando el contingente de origen africano, que tan importante fue durante décadas en la formación del país. 

martes, 2 de noviembre de 2010

Corrección politico-lingüística

Estábamos reunidos unos cuantos miembros (y miembras) de asociaciones diversas de padres y de profesores. Se trataba de  ayudar a redactar un documento sobre orientación familiar y, hasta aquel momento, no había demasiados problemas en encontrar consenso, a pesar de las diferentes opciones ideológicas de la gente que allí estaba. Por muy distinto que pensemos, no hay problemas en proclamar que la responsabilidad, el esfuerzo o la generosidad son competencias que deseamos para nuestros hijos. Pero, de pronto, alguien, una voz oficial, sugirió que la igualdad de género era una competencia que había que fomentar. Y más aún: ¿Por qué el documento estaba redactado de forma tan sexista? ¿Por qué se decía "los padres" y no "los padres y las madres"? ¿Por qué los cuidados paternales" y no "los cuidados paternales y maternales"? Etcétera. Escrito de manera tan atrasada, -nos avisó-, el documento no recibiría las bendiciones del gobierno foral. La sociedad estaba avanzando y el lenguaje debía adaptarse al progreso. No podíamos seguir expresándonos de forma patriarcal porque el lenguaje moldea el pensamiento y bla, bla, bla.
Como ya se veía venir, todos y todas de los y las que estábamos allí, agachamos la cabeza.Yo apunté tímidamente, como filólogo, que el idioma español, por carecer morfológicamente de género neutro, expresa significados que agrupan el femenino y el masculino mediante uno de los dos géneros, pero nunca el masculino de forma exclusiva. Por ejemplo, se dice "la familia" o "la pareja" y no "el familio" o "el parejo" (aunque, quién sabe, con las uniones homosexuales a lo mejor ahora les da por imponer estas expresiones... vaya, ya estoy dando ideas). Dio igual lo que yo dijera o mejor, lo que recomendase la Real Academia. La persona (o persono) que defendía la igualdad siguió erre que erre, aunque se puso nerviosa (o nervioso) cuando sugerí que el avance que proponía era sobre todo en corrección política.
Al final, como decía, se quedó en revisar el estilo del documento. En algunos lugares de América del Sur se denomina "corrección" a la marabunta de hormigas comelotodo. Algo así es la corrección en materia lingüística: arrasa todo cuanto pilla a su paso.