lunes, 28 de febrero de 2011

Perseverancia de los narcisos

En la jardinera de casa han aparecido ya los primeros narcisos, esas flores estrelladas y cabizbajas de tanto mirarse el ombligo. De vez en cuando me escapo a contemplarlos, porque las flores, como los seres amados, se riegan con la mirada.El primero -apenas una manchita amarilla-, floreció el 14 de febrero, el muy cursi.
Dentro de unos meses, irán brotando los demás bulbos sembrados en el otoño: crocus, nazarenos, jacintos y tulipanes. Misterio del perseverar escondido en lo oscuro de la tierra: hoy resistirán bajo la nieve los narcisos, los más fuertes.

jueves, 24 de febrero de 2011

Travesuras borgianas

Jorge Luis Borges (Georgie, para los íntimos) se llevaba fatal con el marido de su hermana Norah, el crítico español Guillermo de Torre. Sobre esta cuestión hace poco me pasaron este divertido testimonio de la escritora chilena María Luisa Bombal:


Estábamos comiendo una noche doña Leonor, Norah Borges, su marido Guillermo de Torre, Jorge Luis y yo. Guillermo, con su acento español, empezó a decir: "... que los escritores latinoamericanos no saben castellano", "que no hay escritores en Latinoamérica", etc. Esto delante de Georgie, que ya había publicado gran parte de su obra poética, y delante de mí, que había publicado La última niebla y La amortajada. La señora Leonor y Norah se levantaron de la mesa, un poco avergonzadas; pero Guillermo, no contento con lo que había dicho, fue a buscar un libro de Azorín y empezó a leerlo en voz alta, para enseñarnos lo que era el castellano. Al poco rato, preocupado porque doña Leonor y Norah no volvían, se levantó de la mesa él también. Georgie y yo seguimos hojeando a Azorín. "Este libro es una lata", dije yo. "Es mucho mejor lo nuestro". Jorge Luis me contestó: "Tienes razón. Corrijámoslo". Y empezamos. Poníamos los signos que se usan para la corrección de las pruebas de galera, por ejemplo, "cambiar el adjetivo con sustantivo", "suprimir", "invertir orden", etc. Le pusimos también notas marginales como "mal gusto", "repetido", y tachamos párrafos enteros, escribiendo otros en reemplazo. Georgie dictaba, y era yo la que escribía obediente. Todo quedó con mi letra: su pluma no aparece. Bueno, al día siguiente, doña Leonor me llamó temprano, a las ocho de la mañana, para decirme que no le abriera a Guillermo, que quería matarme: el libro le había sido dedicado por el propio Azorín; Jorge Luis había puesto cara de inocente, diciendo que me había visto escribir algo, pero no sabía qué.



(Testimonio de Bombal, recogido por Ágata Giglio, María Luisa, Santiago de Chile, Andrés Bello, 1985, págs. 85-86)

miércoles, 23 de febrero de 2011

Vivir para contarlo

En cierta ocasión unos colegas (y, sin embargo, amigos) se embarcaban en una expedición filológica a cierta selva amazónica.
-Que volváis para contarlo, le dije a uno de ellos.
-Si para eso vamos. Para poder contarlo.
Le he dado vueltas a la sabiduría de ese para y me pregunto si a veces no es mejor escribir con una finalidad que porque tenemos una razón para ello.Se cuenta que la joven y celosa mujer de Bismark le reprochó en una carta a su siempre ausente marido que, de seguir haciendo viajes diplomáticos, dejaría de amarla. El germánico canciller la tranquilizó así:
-Querida mía, yo no me casé porque te quería lo suficiente, sino para quererte más y más.
Bismark era prusiano. Imagino que la respuesta le funcionó porque su esposa también lo era. Pero, volviendo a la escritura, qué bueno es salir a la calle con la escopeta cargada, salir dispuesto a cazar una frase al vuelo para escribirla más tarde. Qué bueno es vivir para escribir después. Ulises y Penélope, en un momento gozoso de la Odisea (XXIII, 300-345), se entregan al deleite de referirse el uno a la otra los trajines que han llevado en los últimos veinte años. Ella le cuenta los sufrimientos que ha padecido en el palacio durante su ausencia; él, sus aventuras y cuántas penas causó a otros hombres. Viajamos, trabajamos, nos enamoramos, sufrimos, reímos y, de vez en cuando, vivimos algunas cosas con la ilusión de contarlas.

martes, 22 de febrero de 2011

A primera hora

Salgo a la calle y me atropella un "zurriagazo de lluvia áspera y gris", como dice Miguel d'Ors en un poema sobre el fin de año en Pamplona. Pero, en realidad, no es el viento quien me viene encima, sino un par de chavales como dos algarrobos saltarines. Emiten algo así como un "¡uh!, ¡uh!, ¡uh!", mientras se alejan. Al lado de la parada, dos chicarronas del norte contemplan la calle. Una le dice a la otra:
-Ese autobús mientras donde ir no sabe.
Llego al bar. Pido el pan y el chico me responde con un gruñido afirmativo. Luego realiza un movimiento ascendente de barbilla.
En el mostrador leo los titulares de la prensa: "En Navarra el índice de fracaso escolar es del 12 % frente a la media nacional que es del 30%".
Se me hace tarde y ya me voy:
-Hasta mañana, muchas gracias.
Antes de cerrar la puerta, todavía me alcanza el gruñido de despedida.

domingo, 20 de febrero de 2011

MI hermana, la ex clarisa




Mi hermana estudió Bellas Artes. Tanta era su pasión que iba pintando por las paredes de su habitación lo primero que se le antojaba: casas, animales, paisajes, un poco de todo. Hace poco me pasaron esta vieja fotografía que la muestra en plena faena. Creo que soy objetivo si digo que era una artista magnífica. Recién terminada la carrera, hizo dos exposiciones con mucho éxito.
Pero de pronto vino otra pasión. Y dejó de pintar hacia afuera para que Otro pintara en su interior. Algo así dijo en la Misa de ingreso en el convento de clausura de Lerma, pero no estoy seguro de las palabras, tantas eran las lágrimas y la emoción, la pena y la extrañísima alegría que sentíamos. De eso hace trece o catorce años, tampoco esto lo recuerdo bien. 
El convento de Santa Clara fue creciendo en número de vocaciones y aquello iba yendo a un ritmo tan fuera de lo común que atrajo a mucha gente -devotos o curiosos- que querían ver a las "clarisas-de-Lerma". ¿Qué pasaba con todas esas chicas, la inmensa mayoría universitarias, que dejaban todo y se encerraban a rezar? Y encima parecían felices, felicísimas. Misterio. Cuando pasaban de las ciento cuarenta monjas, muchas tuvieron que mudarse a otro convento por falta de espacio. Un convento en La Aguilera, un pueblo remoto en medio del páramo castellano, pero que no estaba perdido de la mano de Dios.
Ahora estas clarisas tan peculiares han formado un nuevo instituto, distinto de la orden originaria, Iesu Communio. Algunas personas me han preguntado con cierta inquietud qué me parece todo esto. Desde fuera sólo puedo decir que me sorprendió. Siempre supe muy poco de vida conventual. Pero luego he creído entenderlo: al principio, por ejemplo, ellas dejaban de recibir visitas en Adviento o Cuaresma, tiempos fuertes de contemplación, pero luego cambiaron la norma y podías hablar con ellas en cualquier día del año. Esto no lo hacen las clarisas. En todos estos años poco a poco su carisma, su personalidad digamos, ha ido transformándose en el exterior (ahora han suprimido la reja que las separaba simbólicamente del mundo), acaso porque Dios iba dando vuelta a todo lo previsto. Tantísima gente ha ido a verlas, tantas han sido sus vocaciones, que su  carisma, hoy, puede resumirse en dos puntos: contemplación y apostolado hacia el exterior. Rezar y hablar de lo único que a ellas les importa y les apasiona. 
En fin, como sucede con cualquier novedad ya hay algunos buenos católicos que les molesta. Algunos se preocupan seriamente por el nuevo hábito de tela vaquera. Puestos a decir tonterías, a mí también me gustaban más las pastas que hacían cuando eran clarisas y te atendían detrás del torno. Pero mucho más importante es la frase evangélica: a las obras se las conoce por sus frutos. Esos frutos los he visto nacer, crecer y madurar.Tal vez Dios hace las cosas de una manera tan sencilla que resulta difícil de entender.

viernes, 18 de febrero de 2011

Días de radio (2) y arrepentimiento

Por cierto, Julia Otero -esa eterna olvidada de los premios oficiales-, también aportó su grano a la contienda antiberlusconi. Incluso cuando hablaba de literatura en otro momento del programa. Salió el tema de García Márquez y su pésima Memorias de mis putas tristes. Allí fabló la Otero, bien oiréis lo que opinara:
-Qué desencanto, qué horror de novela, toda esa historia tan berlusconiana del viejo con la niña virgen. Yo tenía en un altar a García Márquez pero ese libro, para mí, fue un punto de inflexión.
Pues tardó unos añitos en inflexionarse la periodista. Lea de nuevo, por favor, esa novela que tanto le gustó, Cien años de soledad, y encontrará más de un caso punible de pederastia.

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La nota anterior la escribí hace dos días, pero ahora que la vuelco en el blog me doy cuenta de que soy injusto con la (bella) Otero. Todos leemos determinados por un contexto, seamos conscientes o no. Durante años leí y expliqué en clase estos versos preciosos de Altazor de Vicente Huidobro:

Mujer el mundo está amueblado por tus ojos
Se hace más alto el cielo en tu presencia
La tierra se prolonga de rosa en rosa
Y el aire se prolonga de paloma en paloma

Hasta hace muy poco no olí el perfume machista que desprenden estos versos. Tampoco los especialistas que conozco sobre VH. La mujer "amuebla" imaginariamente el mundo del poeta, que es en el libro sucesivamente un mago, un pájaro, un alto azor, un ángel caído desde las alturas. Él se dedica a hacer sortilegios con las palabras y a volar por las altas esferas, mientras que ella le cuida la casa, se la amuebla y le consuela de vez en cuando. Esta lectura de género es muy plausible en Altazor, pero a mí no se me había ocurrido hasta que no fui consciente de vivir en una era feminista. O sea, que uno lee siempre según su contexto, como hizo Julia Otero y como hago yo.
(pero, por lo demás, ni lectura patriarcal ni puñetas: qué versos tan hermosos). 

Días de radio

Nunca escucho la radio salvo cuando viajo en coche. Anteayer anduve un rato por carretera y aproveché para instruirme radiofónicamente. Fui saltando de emisora en emisora, y en todas comentaban la última pendejada de Berlusconi. "Ahora sí que sí", decían los eufóricos tertulianos, "ahora sí que cae". "Lo más bonito es que hayan sido las mujeres las que hayan salido a la calle a protestar", proclamaba una entusiasmada Elvira Lindo. Pero entonces le retrucaba un colega aguafiestas:
-El problema es que la mayoría, incluidas las señoras, le sigue apoyando. Y eso es porque el tipo tiene en su poder el 80 % de las televisiones.
Y todos se arrojaban sobre un país tan poco serio, hay que ver cómo son los italianos, qué barbaridad, qué falta de espíritu crítico. Menos mal que aquí no pasan estas cosas, me decía yo. España, oh lá, lá, qué paraíso de la pluralidad, sí señores, aquí sí que las televisiones son todas ideológicamente distintas : la Sexta, la Cuatro, Telecinco, La 1, la 2... Todas distintas.Y esto, por no hablar de las radios: seguí sintonizando y, qué raro, en cuatro emisoras diferentes hablaban de lo mismo y en los mismos términos.

sábado, 12 de febrero de 2011

Los funerales del poeta

Amado Nervo, uno de los poetas más leídos y suspirados en España y América, murió lejos de su tierra natal, México. Murió joven y político, mientras ejercía su cargo de embajador en Uruguay a los 48 años. Hay una historia muy curiosa alrededor de este suceso (más información, aquí). Los dos gobiernos del Río de la Plata, el uruguayo y el argentino, dispusieron dos buques de guerra para que los restos del ilustre versificador fueran trasladados desde Montevideo a su país natal. Es notable cómo en aquella época -primer tercio del siglo XX- ciertos poetas tenían un prestigio tan enorme en Hispanoamérica. También la muerte de Rubén Darío había sido motivo de luto continental. La desaparición de un vate famoso podía conmover a pueblos y gobiernos. 
Eran tiempos en los que la palabra por sí misma, tenía valor de revelación. De alguna forma se consideraba a los poetas algo así como los intérpretes privilegiados del mundo. Y ellos, como se puede imaginar, asumían con resignada humildad, ¡ay!, su misión de profetas. Sin embargo, en las décadas siguientes, su papel lo han ido ocupando sucesivamente los ensayistas políticos, los científicos sociales y, por fin, los periodistas de reality shows.
Esta decadencia no me ciega lo suficiente como para pensar que antes, cuando se valoraba tanto a algunos poetas, éstos podían iluminar la sociedad con la fuerza de su verbo florido. Para empezar, me siento más aristotélico que platónico: siempre he desconfiado de los intelectuales cuando intentan arreglar el mundo. En Hispanoamérica los escritores reciclados en políticos han obtenido resultados mediocres o nefastos.Y, para seguir, no tenían por qué ser mejores poetas. Sin ir más allá, los versos de Amado Nervo hoy suenan a cursi.

miércoles, 9 de febrero de 2011

Blog iconoclasta

Cuando comencé el blog, no quise saber nada de incluir imágenes. Mi blog era literario, y punto. Para reforzar mi intención, apelaba a ejemplos que admiraba antes de empezar, como el de Enrique G-M. Otras bitácoras interesantes que he colocado a mi derecha también siguen la misma idea. No ponen una imagen ni por descuido.
Sin embargo, como me gusta hacer excepciones, yo mismo me he ido contradiciendo. Poco a poco he ido metiendo aquí, allá y acullá imágenes que -me parecía- jugaban con el contenido del texto. 
Navegando por la red he conocido otros lugares de gentes que saben bien su oficio y manejan la visión como un recurso literario más. Me atrevo a recomendar ahora el bellísimo blog de María M. Bautista, La ceguera de Piero, en donde hay un constante feed back entre texto e imagen.
Además de estos ejemplos, caí en la cuenta de que la tarea de meter ilustraciones en el texto no es nueva. En el siglo XIX los escritores no tenían problemas en que sus libros se editaran con dibujos alusivos en el interior del volumen.  Hace algunos años leí una novela extravagante, pero muy entretenida, Jonathan Strange and Mr. Norrell, en donde se jugaba con los dibujos y la historia.
Pese a todo, sigo creyendo que lo central en la literatura son las palabras. La música, las imágenes estáticas o en movimiento tienen un papel secundario, a no ser que queramos hacer otra cosa, no mejor ni peor, simplemente otra cosa. Claro que mucha gente piensa de forma diferente y, a lo mejor, tienen razón. "El blog que utiliza las múltiples posibilidades interactivas de internet es el que se anuncia como un nuevo género literario", dice Edmundo Paz Soldán, no aquellos otros blogs que siguen siendo, en el fondo, pretextos para columnas de periódico, apuntes de un diario, cuadernos de notas o microrrelatos. Modestamente, me da igual si estoy siguiendo una línea innovadora o no. Sólo le daré entrada a otros medios si me parece imprescindible. Y en el caso de hoy, por cierto, me quedo sólo con las palabras.

martes, 8 de febrero de 2011

Formalismo griego

Me llama mi buen amigo Spyridon Trifonas desde Grecia para felicitarme el año. Hace tiempo M. y yo fuimos a su boda, a su gran boda griega, en Atenas. Por entonces era la ciudad bulliciosa y divertida que ya no es, según me cuenta mi amigo. Tengo la imagen de su casa llena de gente con una anciana vestida de luto en el centro, soltándome conjuros raros mientras me sujetaba la cara. "Dice mi bisabuela que es un honor muy grande para nuestra familia que hayas venido de tan lejos", me tradujo Spyros. Y luego, el ritual de afeitar y vestir al novio entre todos los amigos (hombres, por supuesto). "A ti te tocan los calcetines", volvió a soplarme mi introductor en el mundo griego. Menos mal.
La ceremonia fue tan hermosa como incomprensible para nosotros. Después, ya en el hotel Hilton, nos sirvieron un fabuloso buffet a la griega. Por cierto: allí también disfrutamos de las diferencias culturales. Durante los primeros diez minutos nadie se levantó de su silla. Todos aguantaron como espartanos la visión del festín homérico. Todos, menos los cuatro españoles, quienes acometimos como nuevos sancho panzas la mesa de la comida. Cada pueblo tiene sus tradiciones.
Por fin, todavía me queda el recuerdo de una larga y apasionante sesión de danzas exóticas en las que participamos todos los invitados en corro, incluso los españoles. Hasta entonces yo nunca había bailado junto a un pope ortodoxo.
Ahora Spyros me cuenta que a él no le va mal: trabaja en una empresa dedicada a dar consejos a otras empresas para salir de la crisis. No da abasto. Después le pregunto por su mujer y por su niña recién nacida. ¿Cuál es su nombre?
-No tiene. Todavía no está bautizada.
-Bueno, pero algún nombre le pondréis.
-Sí, se va a llamar Sofía, pero de momento es "La Bebé". Cuando la bauticemos dentro de dos meses la llamaremos Sofía. Pero, de momento, así la llamamos en Grecia: "Bebé".
Están locos estos griegos, se me ocurrió pensar en el momento. O quizá no tan locos. Los griegos que conozco son gentes para quienes la forma responde al contenido. Para ellos todavía los ritos significan algo. Los gestos significan. Las palabras significan. Y lo demás son vacíos postmodernos.

domingo, 6 de febrero de 2011

Utilidades de la pedagogía

Para preparar unas clases de formación para profesores de secundaria y bachillerato, me enfrento a un bienintencionado manual de Didáctica de la lengua y la literatura. Allí leo lo siguiente:

La educación literaria tiene varios objetivos: a) formar y motivar lectores; b) conocer la historia y el pensamiento de estéticas pasadas; c) reconocer en los textos literarios las preocupaciones y deseos del ser humano.

Hasta aquí, muy bien.
Pero lo malo empieza con lo más interesante, o sea, el punto c). ¿Qué cosas son actuales? Sigo leyendo y me revuelvo inquieto cuando veo que se propone una actividad en la que se lea y "comprenda" un texto clásico, para a continuación hacer "una transposición de ese tema a nuestros días". Como más de uno confunde creatividad con insensatez, me temo lo peor. Primer ejemplo:

Juan Ruiz el Arcipreste de Hita. "De cómo el Amor enseña al Arcipreste que tenga buenas costumbres, especialmente que se guarde de beber mucho vino blanco o tinto" Tema actual propuesto: Educación para la salud: el consumo de alcohol, el tema del botellón, las drogas, etc.

Uno se pregunta, ¿a quién se le ocurre que el Arcipreste de Hita, precisamente el golfo del Arcipreste, pueda servir para prevenir una cogorza de fin de semana? Pero ahora llega otro ejemplo: 

Fray Luis de León: "Canción de la vida solitaria" [yo siempre creí que el poema se llamaba "Oda a la vida retirada", pero, en fin]. Tema actual propuesto: Educación ambiental, la naturaleza, el cuidado del medio ambiente, el senderismo, la deforestación, la especulación y urbanística, la soledad, etc.

Ya lo estoy viendo. El profesor dirá en clase: "Mirad niños, qué sabios son los senderistas. Lo dice Fray Luis de León: ¡Qué descansada vida/ la que huye del mundanal ruido y sigue la escondida/ senda por donde han ido/ los pocos sabios que en el mundo han sido!"

Cervantes: "La fuerza de la sangre". Educación vial: normas peatonales, conducción y alcohol, medidas de prevención de accidentes, etc.

Alucinante: la historia melodramática de una chica que se encuentra por un camino del siglo XVI a unos chavales de su edad bastante sinvergüenzas. Uno de ellos, la rapta, la viola y la deja embarazada. Después el muchacho se da a la fuga. Años más tarde, al niño de la protagonista lo atropella un caballo por la calle y todo esto sirve para que el padre regrese a su ciudad y, arrepentido de su proceder, se case y regularice la situación de la madre y el hijo.  Por supuesto, la relación narrativa con la prevención de accidentes es absurda (más aún, gracias al atropello, todo sale bien), pero lo peor de todos estos ejemplos, es quién puede tomarse en serio este tipo de propuestas. No un profesor mínimamente formado en literatura. No unos alumnos desconcertados ante las explicaciones imaginables. Tal vez algún pedagogo con un sentido de la vida políticamente correcto.

viernes, 4 de febrero de 2011

La realidad

Superado por las circunstancias, la semana pasada puse un letrero invisible a este blog: "Cerrado por trabajo". Durante más de siete días no entré aquí ni para saludar. Tampoco me metí en otros blogs de amigos y desconocidos. Ni siquiera leí la prensa en internet. Qué descansada vida. Casi nada supe de la revuelta en Egipto, de las sonrisitas serviles de Zapatero, o de los asaltos, atropellos y violaciones que la prensa confunde todos los días con la realidad.
Mi hijo mayor está llegando a la edad que tuve yo cuando me cambió la vida y me fui a Pamplona para siempre. Vivo, me dejo vivir, pasa el tiempo y tal vez sea ésta la única realidad.

jueves, 3 de febrero de 2011

Perdidos (en su habitación)

"Perdido en mi habitación/ sin saber qué hacer/ se me pasa el tiempo". Estaba yo tan tranquilo escuchando en la radio del  coche la vocecilla de Ana Torroja cuando se me ocurrió pensar si mis hijos mayores les gustaría, o no, quizá, tal vez... Cuánto tiempo había pasado, en efecto. Ahora los adolescentes jamás se identificarán con la historia viejuna de ese adolescente tan aburrido en los años ochenta que todo le iba a estallar y tomaba cervezas para merendar...
Oh, internet: cuánto nos has cambiado la vida.
Ahora los quinceañeros no pueden aburrirse en su cuarto porque todos tienen acceso a las redes sociales y pueden seguir solos, pero no aburridos. Solos, pero menos conscientes de su soledad. Solos, pero ciegos, aturdidos, atrapados en la Red.