lunes, 8 de marzo de 2010

El sueño de los héroes


Como toda buena novela, El sueño de los héroes de Adolfo Bioy Casares es, a su manera, muchas novelas. A simple vista, trata del carácter misterioso del destino que llega a cumplirse aunque los seres humanos hagan lo imposible para que no se llegue al terrible término acordado. También podemos leerla de muchas otras formas, pero a mí me gusta pensar que es, sobre todo, una bella y sencilla historia de amor entre un hombre y una mujer, Emilio y Clara. Desde el Wertherde Goethe han circulado infinitos relatos torrenciales sobre esta pasión que nos une y nos divide. Sin embargo, la mayoría de las veces, tengo la impresión de que los lectores, más que comprender a los dos amantes, nos hemos quedado conociendo a uno solo (normalmente, un varón, por cierto). Pero de entrada, el amor es cosa de dos. Gracias a él, tendemos a mejorar y de pronto empezamos a ver al otro y al mundo que nos rodea con ojos distintos. Es lo que le sucede al propio Emilio Gauna, quien se vuelve observador gracias a su amor por Clara. Y es verdad que por un rato él cree que la mujer de su vida es otra, pero la cosa resulta ser mucho más complicada.
El sueño de los héroes
muestra el camino de un enamoramiento y su plenitud, a la vez que nos permite entender por qué un hombre es tan distinto de una mujer. Es una lección simple, pero nada superficial. Aparentemente él lleva las riendas de la relación, mientras que ella adopta un papel sumiso. En realidad, Emilio es mucho más ingenuo y tarda mucho más en percibir los matices de la vida. Sus intereses se vuelcan
hacia el exterior, mientras que Clara trata de construir un hogar en común, un proyecto acaso menos excitante que las inquietudes que Emilio tiene en la cabeza, pero que les permitiría a los dos llevar en adelante una existencia dichosa y sosegada.
Hoy en día muchos se plantean las diferencias biológicas entre hombre y mujer como un problema exclusivamente cultural. Para el feminismo radical los sexos son intercambiables y se definen como géneros. Adolfo Bioy Casares, que sabía bastante de los hombres y más de las mujeres, escribió esta novela, acaso su mejor obra, y se limitó a contar una historia de seres humanos corrientes, sin las pasiones sobrehumanas propias del folletín o del amor en tiempos coléricos, pero iluminada por la escritura elegante, el sentido común y la magia de un final que, como dice Enrique Vila-Matas, es uno de los mejores de la historia de la literatura.
(publicado en
Nuestro tiempo, n º 661, marzo-abril 2010, pág. 9)


2 comentarios:

  1. Pero yo no venía a admirar las respuestas de tus alumnas, que son admirables, sino a agradecerte esta reseña y, aún más, la lectura de El sueño de los héroes, que hice, en su día, gracias a tus consejos.

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