jueves, 1 de diciembre de 2011

Oído al pasar

Lo bueno de vivir en un país donde la gente grita mientras habla, es que, de pronto, los conversadores te regalan una frase interesante o, al menos, curiosa. Andaba yo por el campus, entre el frío y la niebla, cuando me crucé con tres señoras mayores, de esas que van de visita a la universidad para lucir chándal. Una de ellas iba diciendo entusiasmada:
-... ¡Y el tío va para los ochenta y cinco años, y no veas lo guapo que está!
Alguno (muy joven) pensará las Parcas en chándal no debían estar para estos comentarios. Pero se equivocaría. Es notable cómo se modifican nuestras medidas de lo bello a medida que el tiempo va cayendo. Conozco mujeres que, a sus ochenta y pico, son ahora más hermosas que a los treinta. Es una belleza que otorgan la experiencia, la sabiduría y, me atrevería a decir, la bondad madurada a lo largo de los años.

1 comentario:

  1. Gran observación esa del beneficio de las charlas a los gritos. Es muy lindo escuchar esas frases sueltas, en el momento justo y que te dejan curioso y pensando.

    Lo de la belleza que dijiste me remite, por cercano, porque la verdad es que fue tratado en otros lugares, a un pasaje de Los Miserables:

    "(...) La señorita Baptistina era alta, pálida, delgada, de modales muy suaves. Nunca había sido bonita, pero al envejecer adquirió lo que se podría llamar la belleza de la bondad. Irradiaba una transparencia a través de la cual se veía, no a la mujer, sino al ángel." (Primera parte, Libro primero).

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