miércoles, 30 de enero de 2013

No hay buenos libros


Qué gran verdad eso que leí en C.S. Lewis de que no hay buenos y malos libros, sino buenos y malos lectores. Llevo semanas atascado con País de Jauja de Rivera Martínez, una novela feliz en todos los sentidos, pero a la que hay que entregarle alma, corazón y vida. En ese tiempo me he tragado dos gordísimas novelas policíacas sin importarme el colesterol.
A veces somos injustos con los libros que no nos gustan: los vituperamos y el problema no es suyo, sino nuestro. No llegamos a su altura. No somos dignos de ellos. Seguramente hay que esperar, dar el tiempo que merece a cada uno. Y quizá no sea el verano la mejor fecha para leer novelas ligeritas, sino todo lo contrario: el momento ideal para las grandes ocasiones, los libros mejores.

3 comentarios:

  1. Estoy de acuerdo con gran parte del contenido de la entrada; para que el milagro de la buena literatura se produzca hacen falta no sólo buenos libros, sino buenos lectores. Pero no con el encabezado y la cita de Lewis: claro que hay buenos y malos libros, con independencia de la calidad de sus lectores. Suponer que Dante no es mejor que, digamos, Paulo Coelho, sino que eso depende exclusivamente de quien lea, me parece una barbaridad. Yo no sé, por ejemplo, si tú mismo te tomarás a veces el trabajo de corregir minuciosamente, y las veces que haga falta, tus propios escritos. Si lo haces, ¿no sería, según eso, del todo inútil, ya que es del lector, no del autor, de quien depende todo a fin de cuentas? ¿El primero que se ponga a escribir lo que se le ocurra es, sin más, enteramente equivalente a Pessoa, por ejemplo, y sólo el lector (no la calidad del texto, que según eso no existe) puede decidir de jerarquías? No creo que sea eso lo que de veras pienses; en todo caso, y como digo, no estoy de acuerdo. Y es bueno no confundir la capacidad de arrastre de un determinado texto con su calidad literaria. Auden, por ejemplo, cuenta en algún sitio que, muy aficionado a determinadas novelas policiales, había de tener la precaución de no empezar una cuando tenía un trabajo urgente (literario, se entiende) por hacer, ya que si la empezaba no podía dejarla antes del final. Pero no se le ocurre ponerlas por eso al mismo nivel de Shakespeare o de Kavafis, por citar a dos autores a los que recuerdo que elogia grandemente. No confundamos las cosas.

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    1. Rober: gracias por tu extenso comentario, aunque lamento no estar de acuerdo con él. Creo que Lewis (que estaba lejos de ser un relativista) no estaba diciendo que diera igual que los libros estuvieran objetivamente bien o mal escritos, sino que éstos (y la obra de arte en general) sólo comparecían como tales cuando se leían bien. En otras palabras: los libros sólo "existen" estéticamente cuando son leídos, lo que no quiere decir que no contengan cualidades buenas o malas antes de ser leídos.
      Por eso no se trata de igualar a Dante con Coelho. A Coelho no lo salvan ni los buenos lectores, y a Dante se le salva cuando es bien leído. Si no se le entiende, no es culpa de Dante, sino del lector.En definitiva, que no da igual escribir de cualquier manera, porque sólo escribiendo "bien" es posible una "buena" lectura. Por tanto, no quiere decir todo esto que cualquiera que escriba sea igual que Pessoa. Ni tampoco estoy suponiendo que la "capacidad de arrastre" equivalga a la calidad literaria. De hecho, esa capacidad de arrastre puede ser en ocasiones un indicio de una mala lectura.
      Una cosa es escribir bien o mal; otra, leer bien o mal. Y no se trata de confundir texto con lectura, sino justamente de distinguirlos. Una cosa es un texto bien o mal escrito y otra una lectura rica o pobre del mismo texto.

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  2. Totalmente de acuerdo. Y gracias por la detallada respuesta.

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