Había pensado escribir un cuento muy transgresor sobre amor y sexo furiosos. Debía tener alguna imagen surrealista y tremebunda alrededor de la cual girase la sorpresa del lector, algo así como unas vaginas volando por el espacio o las cenizas de un difunto marido arrojadas al inodoro. Pero luego se le ocurrió otra cosa más rara y peor: unas manos de vieja uniéndose a otras igualmente sucias, feas y cansadas. Y en cada una se veía un anillo.
No puede ser más transgresora, encantadora historia, muy tierna.
ResponderEliminarUn abrazo
David
¡Oh, horror! ¿Quien le publicaría eso?
ResponderEliminarLa vagina voladora es insuperable. Lo lamento por las manos...
ResponderEliminarSí que es transgresor, Javier. Incluso escandaloso. Me apunto a esta perversión.
ResponderEliminarEs transgresora y escandalosa. Una perversión para toda la vida. Gracias por vuestros comentarios.
ResponderEliminarA mé me da asco. Deberías cerrar el blog si no sabes escribir cosas decentes.
ResponderEliminarPor cierto, lo de las vaginas voladoras me ha recordado a The Wall.
http://www.youtube.com/watch?v=ARXKvVeVtXg