-Bueno, por lo menos se lo han dado a alguien famoso, no como siempre, que se lo dan a una rumana que no la conocen ni en su casa a la hora de comer, dijo mi mujer.
-Según, le contesté yo.- Hace años puse en un examen una pregunta sobre su obra y un alumno algo duro de oído escribió "La narrativa de Bargachocha".
-Eso te pasa por no molestarte en hacer copias en papel de las preguntas. Eres un vago.
-Eso es verdad, un vago y un irresponsable. ¿Y sabes qué? Que cuando estuve en Münster dando un curso sobre literatura peruana contemporánea, les pregunté a los alumnos quién era Vargas Llosa y sólo dos sabían quién era. Y uno de ellos tenía sesenta años por lo menos.
-Vaya, pues la cultura general de tus alumnos alemanes dejaba mucho que desear.
-No te digo que no. Pero también es verdad que en la literatura siguen funcionando los idiomas como pequeños guetos. El peso internacional de un autor depende de sus traducciones, de las políticas editoriales, hasta de la imagen que tiene su país en el resto del planeta... A Vargas Llosa lo conocemos en España gracias a que él vivió aquí mucho tiempo, se consagró en nuestro país y sus libros se han promocionado a bombo y platillo durante cuarenta años. Y, sin embargo, en cuanto sales de nuestro país o de Hispanoamérica... mira, mis alumnos alemanes no tenían ni idea.
-Bueno, pero, ¿se merece el Nobel, o no?
-Sí, sí, me parece que sí. Además, su mejor novela, La fiesta del chivo, la vi traducida al alemán en todas las librerías este verano.
Me da a mí que aunque sea por su periplo extraliterario tiene que ser más conocido que un poeta sudafricano que ha escrito dos sonetillos y ha sufrido la porra de los holandeses. En fin, que tiene un poco de más peso que los otros rarillos.
ResponderEliminarPues yo le tengo un cariño peculiar y algunos de sus libros me han gustado bastante. Ya sé que no es el Nobel, pero ¿has visto qué libro reseña hoy Luis Daniel González en Bienvenidosalafiesta?
ResponderEliminarHay que decir en su favor dos cosas (aparte de la evidente, que es que escribe muy bien): que nunca se ha metido en el circuito de tertulias y programas de la tele para hacerse famoso y vender más libros; y que fue anti-comunista mucho antes que los demás, quizá porque antes había sido comunista honesto. Ambas cosas le honran, creo.
ResponderEliminarEn cuanto al error de tu primer alumno, el de hace varios años, quizá debería haber ido a un psiquiatra freudiano.
Se me salió una carcajada con la anécdota en plena mesa de la biblioteca. Yo estoy celebrando este premio, pero ¿su mejor novela La fiesta del chivo?...
ResponderEliminarYo creo que tienes toda la razón. No hay más que ver lo que sucede en los premios nacionales, que en la vida se los van a conceder a un desconocido. En el Nobel, si se lo dan a un consagrado es criticable, por el marketing que le acompaña, y si se lo dan a un desconocido la crítica viene por eso precisamente, porque no lo conoce nadie. Creo que al menos la calidad literaria prima mucho más que en todos los premios comerciales, a pesar de los condicionantes políticos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Lo que tengo nada claro es si la academia ( que da premios a mucho impresentable e impresentabla) se merece que Vargas Llosa lo recoja.
ResponderEliminarTe veo un poco escéptico, Javier. "La fiesta del Chivo" o "Conversación en la Catedral" a mi me parecen maravillosas. Y la verdad es que me cae bastante bien Vargas Llosa y me alegro por él. Pero lo mejor de tu post es lo de "Bargachocha". Eso me ha encantado y me ha tocado el corazón. En un club de conversación en inglés al que voy los miércoles, esta semana salió "El Principito" y ninguno de los asistentes -de todas edades y condiciones- lo conocía, salvo el profe y yo. Me quedé de piedra. ¿Tienes un escoplo por ahí?
ResponderEliminarUn abrazo,
Uff, llego tarde a casa, después de estar todo el día fuera de Pamplona y veo todos vuestros comentarios. Tengo que decir que a mí Vargas Llosa también me gusta mucho como escritor, que me resulta simpático y que me alegro sinceramente por su Nobel. La entrada era un poco irónica, es verdad, pero, quizá, para compensar el coro (lógico) de ditirambos que estaremos oyendo y leyendo y, sobre todo, los recuerdos de aquellos que se dicen amigos del autor y cuentan una batallita en la que se tomaron una Coca Cola con él, etc.
ResponderEliminarSi me piden una valoración de su obra coincido que Conversación y La fiesta son las mejores, junto a La ciudad y los perros, La casa verde y La guerra del fin del mundo (aunque no sé si estas tres últimas hoy pueden resultar algo pesadas para el lector medio). En las otras novelas flojea, pero a muchos escritores les gustaría flojear como él. Por lo demás, si me piden una recomendación, yo sugeriría Los cachorros, que es una joyita.
Pues yo le quitaría el Nobel porque a Willy Toledo no le parece bien. Creo que este señor sabe más que todos vosotros juntos. ¡Hombre ya!
ResponderEliminarhttp://www.elmundo.es/elmundo/2010/10/08/baleares/1286554322.html
Es lo malo que tiene fumarse un porro y dar una rueda de prensa después. Como te dé un mal viaje...
A Willy Toledo, ¿realmente se llama así este tío?, hay que hacerle una estatua. Una buena estatua. Como a Oliver Stone, que ya lleva camino de ello con el apellido. Por lo demás Javier, creo que mi libro sale el jueves, aunque no estoy muy seguro. Anaya no me habla.
ResponderEliminarUn abrazo,
PD: Creo que te llevará un ejemplar mi hermano.
El libro que fue Jueves... Enhorabuena anticipada y un abrazo. Ya tengo ganas de leerlo.
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