jueves, 31 de marzo de 2011

Misterios

Ayer, en Salamanca con motivo de una tesis doctoral.
Salí del hotel muy temprano de paseo. Estaba la bella ciudad recién despertada. Las iglesias, entreabiertas y a media luz. Las piedras de las paredes guardaban el gris de la noche. Unos pocos estudiantes y profesores caminaban somnolientos por la Clerecía.  A esa hora mágica y celeste tenemos la sensación de que Salamanca, tan bulliciosa de ordinario, esconde un misterio. Y, aunque todo sea fábula, es agradable distraerse buscando secretos entre las calles y la imaginación.
Más tarde, ya a plena luz del día, recorría los mismos lugares en compañía de Fernando Aínsa. "Hoy día para la gente joven ya no hay misterio en nada, ni en todo lo que se refiere al descubrimiento del cuerpo, ni en cualquier otra cosa de la vida", me decía. "Por eso no tienen curiosidad por nada y nada les atrae porque creen que todo se lo puede dar el aparatito del ordenador. ¿O tú no tenías mucha más curiosidad por las cosas que tus hijos?".  Sea cierto o no el caso en todos los jóvenes, mi sabio amigo tiene razón: demasiada información destruye el misterio. Y necesitamos renovar nuestra curiosidad para tener una vida más lograda. Porque, a ver, ¿qué se me había perdido a las siete de la mañana en medio de una ciudad que ya conozco de sobra?

6 comentarios:

  1. Nosotros, jóvenes que fuimos y padres que somos, seguimos teniendo el mismo misterio. Supongo que los jóvenes, a su manera, tendrán sus misterios y curiosidades al pensar qué misterios pasan por las mentes de "sus viejos".

    Un abrazo

    David

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  2. ¿No se le ocurre a Javier que está empezando a dejar oír las lamentaciones, o batallitas, típicas de los mayores de toda la vida: "En mis tiempos..."? Si los jóvenes de ahora, un suponer (falso), se pasan la vida enganchados al ordenador, alguna curiosidad tendrán por lo que puedan encontrar en él. Las curiosidades cambian; el "En mis tiempos", en cambio, parece eterno.

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  3. Hoy día ya not engo claro, amigo Fernando, si es "hoy en día". Con los bandazos de la RAE ya no me aclaro. David: que los jóvenes son un misterio para los padres (igual que nosotros para ellos) es una verdad eterna como la que afirma marinero. Pero, de todas formas, lo que a mí me interesaba sugerir no era tanto un problema generacional (aquí estoy bastante de acuerdo también con marinero en que las curiosidades cambian), si no que la acumulación de datos estraga el paladar igual que la mucha comida, por muy buena que sea. Con otras palabras: vivimos en una sociedad en la que la información sobre todo es demasiado fácil de obtener y eso, que es una bendición, también tiene un riesgo y es el pasotismo. Los jóvenes, en este sentido, me parecen más vulnerables, pero no todos, claro está.

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  4. Lamento comunicaros -amistosamente, eso sí-, Javier y amigos que no habéis entendido nada. La realidad es esta: cuánta más información, más misterioso es todo.
    Un abrazo,

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  5. Es cierto que la información, hoy día, es fácil de obtener con los medios tecnológicos con los que cuenta la juventud. También podría ser cierto que ese canal de información puede despertar mucha curiosidad, hay mucha información falsa, y encontrar la verdadera debe ser un misterio para ellos. Coincido con Víctor.

    David

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