Lo del trabajo filológico tiene entre alguna gente la injusta fama de aburrido. No soy especialista en editar textos -en mi departamento sí que hay gente sobradamente preparada en estos menesteres-, pero una vez tuve que hacer la edición de las memorias del capitán Alonso de Contreras, un soldado fanfarrón del siglo de Oro que anduvo luchando con los piratas en el Mediterráneo y en el Caribe, además de pasar muchas aventuras por toda España. Pérez Reverte se inspiró en él para su Alatriste. En un momento dado debí examinar el único manuscrito que escribió Contreras sobre su vida y llegué al episodio en donde cuenta su matrimonio con una viudita "hermosa y no pobre". Cuenta Contreras que él "tenía un amigo al que le hubiera fiado el alma", y que en cierta ocasión, al llegar a casa, se los encontró al amigo y a su mujer metidos en la cama. Entonces sigues leyendo el original y ves que Contreras escribió con mala letra: "Los cogí juntos una mañana y los maté". Pero luego se arrepiente y tacha: "los maté" y vuelve a poner: "se murieron".
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