En el instante de depositar su beso sobre la Bella Durmiente, el príncipe se da cuenta de que se ha equivocado: él amaba a otra doncella que duerme lejos, en otro bosque y otro cuento, Blancanieves. Pero es demasiado tarde, porque desde abajo la Bella echa sus brazos sobre él y, soñadora, le responde apasionadamente. Él se acostumbra pronto. Luego tienen hijos, viven felices y comen perdices.
Gambito de amor a cambio de felicidad y perdices ... me gustaba más Teseo.
ResponderEliminarMás que "soñadora" podría decir "somnolienta" (que rima con Cenicienta, aunque esa se casa no por un beso sino por un zapato)... porque creo que ella también debió acostumbrarse al príncipe ¿valiente?. Cuántos besos equivocados habremos dado en esta vida...
ResponderEliminarA veces hay besos que parecen errores y son aciertos. Pero de todo eso, como tantas cosas, sólo nos damos cuenta cuando el dibujo se termina, no mientras se está realizando.
ResponderEliminarA mí también me gusta más cómo me quedó la historia de Teseo, subcomodoro. Gracias por tu memoria, por cierto.
ResponderEliminarEntonces, ¿la felicidad es acostumbrarse? Qué idea tan macabra... la costumbre es la "asesina" de la felicidad, o eso dicen.
ResponderEliminarToda la noche sin dormir, pensando que hay otra princesa que se queda en su urna de cristal con un ejército de enanos llorando su muerte dormida. Quizás tu príncipe, antes de acostumbrarse, debió probar el beso de "la otra". Con ese carácter, le iba a dar igual ocho que ochenta.
ResponderEliminarY anda, que la Bella Durmiente, menuda sinvergüenza, quedándose con el primero que le hace caso, robándole el chico a su compi. No me extrañaría que Maléfica fuera la reencarnación de Blancanieves.
Como siga con el asunto, viene Pixar, Disney o Sony y nos monta otra peli infantil.
Es verdad, María, que"costumbre" es una palabra un poco peyorativa para la felicidad. Por otra parte, cada uno puede leer el cuento como quiera, y pensar que el príncipe es un conformista burgués. Mi idea, sin embargo, es que la felicidad se acerca más a un día-a-día sosegado que a unos éxtasis sentimentales que le ocurren a uno cada cierto tiempo. Y, bueno, la aceptación de las cosas como vienen también tiene que ver con la felicidad.Es lo que le pasa a mi príncipe, aunque haya contado su historia con un poco de guasa.
ResponderEliminarSería una película muy complicada, Álvaro. Lo siento por Blancanieves, pero si el príncipe se pone a besar a todas las princesas solitarias del mundo, no le da tiempo después a comer perdices.
ResponderEliminarQué bueno. Esto me hace acordar a una idea de C. S. Lewis pero no llego a recordar a cuál...
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