En agosto fuimos también a las islas Cíes. Tuvimos el privilegio de ir a la isla sur, a la que no se accede habitualmente. En verano las Cíes son una especie de milagro tropical enfrente de la Ría de Vigo. A veces pienso que si tratamos de mirarlas fríamente, aunque sea difícil hacerlo, las tres islas son sólo tres montes gallegos circundados de agua. Pero ahí está el misterio del mar, que embellece todo lo que rodea.
A mí me gustaría hacer aquí un elogio de las Cíes como Dios manda. Pero Leopoldo Marechal, en su Adán Buenosayres, tiene una bellísima descripción de la Ría y de las islas, en donde estuvo allá por 1926. Eso sí, debió de estar en invierno, claro está, aprovechando el verano austral. En fin, dice el poeta argentino:
Estabas en un puerto de Galicia, y tu soledad ya tendía sus brazos a las formas y colores de otro mundo: el día invernal apenas alboreaba en un horizonte de hierro; al frente, las tres islas también eran de hierro, y de hierro fundido eran las olas que azotaban la escollera y hacían bailar a los navíos en torno de sus anclas; girando sobre sus embarcaciones, rozando el agua o picoteando en la espuma, chillaban las gaviotas, como una sola hambre partida en mil pedazos. La ciudad, a tus espaldas, no había salido aún de su modorra; pero junto al malecón aguardaban figuras inmóviles y sin otra vida que la de sus ojos adentrados en el mar todavía nocturno.
PD: Hace unos días hablaba Juan Ignacio sobre un estupendo poema de Marechal y, para más información sobre este gran escritor argentino, aquí está la página de su Fundación.
PD: Hace unos días hablaba Juan Ignacio sobre un estupendo poema de Marechal y, para más información sobre este gran escritor argentino, aquí está la página de su Fundación.
Javier, gracias por el recuerdo del Adán y tu relato acerca de las islas referidas por LM en su libro.
ResponderEliminarVeo en la fundación que está la noticia del recupero de los manuscritos (hace tiempo que no entraba allí).
Gracias a ti, Juan Ignacio. Es una buenísima noticia lo de los manuscritos.
ResponderEliminarHace años que no voy. Y todos los años me apetece volver. ¡Qué suerte Javier! Las Cíes tienen algo de paraíso. Siempre me ha llamado la atención que en la promoción turística, digamoslo así, de las Cíes, nunca se explica bien cómo son los acantilados del oeste. Son la mayor colonia de nidificación de aves marinas de Europa, a la que puedes llegar a pie y verte de pronto envuelto en una nube de gaviotas increíble, que se zambullen en el atlántico embravecido y salvaje. Es como estar en medio de un documental de la BBC. Literalmente. Siempre quise pensar que esto no se contaba demasiado para que la gente no fuera mucho allí, como hace esa sociedad botánica catalana que tiene controladas las últimas tres o cuatro plantas de "zapatito de dama" que quedan, una rara orquídea del Pirineo que está en extinción. Pero no revelan su situación exacta para que nadie las descubra. ¡Qué bonito! Yo querría pertenecer a esa logia secreta amante de las orquídeas. ¿Me admitirían? Soy socio de la de las Cíes. Yo creo que sí.
ResponderEliminarUn abrazo,