martes, 18 de agosto de 2009

Cine imperial

Cines de mi infancia: el Avenida, el Imperial, el Nuevo, el Gaditano, el Municipal, el Juventud, el Andalucía... Todos empezaron a morir a finales de los setenta, anegados por la crisis que por entonces hundía a la ciudad. Todavía recuerdo la última vez que fui al Nuevo -irónico nombre- y todavía siento las pipas crujientes en el suelo pegajoso y aquel murciélago despistado que volaba por el escenario.
Ahora que han acabado mis vacaciones, tengo que rendir homenaje a un cine milagrosamente superviviente de aquella época: el Imperial de La Ramallosa, provincia de Pontevedra. Hasta su nombre es anacrónico -Imperial nada menos- y repite el de uno de mis cines gaditanos. Cine de una única sala, de butaca rígida, mucho terciopelo rojo y columnas de cartón piedra que flanquean la pantalla. Tras un ventanuco de madera, un tipo famélico te vende las entradas y luego te espera en la puertita de salida para darte un papel con el próximo estreno. Antes de cada película, una sesión de diapositivas temblorosas y cuarentonas avisan de que está prohibido comer pipas en el local o de que se debe guardar silencio durante la proyección. Ya sea por romanticismo o por falta de medios, sus dueños parecen resistirse a las novedades y los grandes estrenos. Por el contrario, se decantan muchas veces por películas japonesas, italianas, francesas... una cartelera inverosímil en un pueblo como La Ramallosa.
Galicia, creo yo, tiene una rara sabiduría para la conservación de reliquias.

5 comentarios:

  1. Se te olvida "lo´ Murtisine" que había en el Paseo Marítimo. Aquella idea visionaria del que dividió una sala en dos para ¡¡proyectar dos películas al mismo tiempo!! (sala A y sala B). Si no te pillaban te pasabas de una sala a la otra (dos por uno). Aquello era el anticipo de los cines de ahora.
    Si no recuerdo mal, el último en desaparecer fue el Avenida, ya en los ochenta, actualmente Corporación Dermoestética.

    ResponderEliminar
  2. Javier!
    Eloy me ha dado la liga a tu página y encuentro maravillas. Te he agregado a mi lista para leerte con detenimiento.
    Un abrazo desde Nuevo León, México!

    ResponderEliminar
  3. Los Multicines Cádiz vinieron más tarde e introdujeron cambios en el papel del espectador. Es otro concepto distinto al que se refiere Javier. Todo un avance en aquella adolescencia mía.¡Qué recuerdos! Estaban debajo de mi casa.

    ResponderEliminar
  4. Carmen:
    Perdona que no conteste antes a tus comentarios tan generosos. Qué bueno, además, que vengan de México. Gracias mil y gracias, de paso, a Eloy. Por cierto, muy buena tu "variación" sobre el título de mi blog: el sur es el sur. Sí señora.

    ResponderEliminar
  5. Batiscafo: Es curioso que las salas de cine, y el cine en general, nos ponga a muchos tan nostálgicos. Ya lo explotó ese sentimiento aquella película, Cinema Paradiso. Será seguramente porque una función de cine tiene algo de mágico, cuando las luces se apagan y empiezan las imágenes. Y la magia la asociamos a la infancia.

    ResponderEliminar