sábado, 30 de junio de 2012

Mis diez imprescindibles


El otro día me pidieron dar una pequeña conferencia sobre Isak Dinesen. Cuando empecé la charla, improvisé un poco, como me suele pasar,  y de pronto me descubrí diciendo que El festín de Babette era uno de los diez libros de narrativa que me llevaría a una isla desierta, o algo así. En casa estuve pensando cuáles serían los otros nueve, y me salió esto:

1. Retorno a Brideshead, Evelyn Waugh
2. El gatopardo, Lampedusa
3. El festín de Babette, Dinesen
4. El aleph, Jorge L. Borges
5. Adán Buenosayres, Leopoldo Marechal
6. Pedro Páramo, Juan Rulfo
7. Crimen y castigo, Dostoievsky
8. Don Quijote, Cervantes
9. Madame Bovary, Flaubert
10. La isla del tesoro, Stevenson
11. Otra vuelta de tuerca, Henry James

El número once está ahí porque las listas de diez me parecen absurdas (o este tipo de listas, más bien).

martes, 26 de junio de 2012

Sobre los judíos y los modernos



-Los judíos...¡qué tíos tan listos!
Mas de una vez hemos escuchado un comentario parecido y nuestro interlocutor nos ha despachado una lista improvisada de escritores, científicos, músicos, economistas, artistas, escritores, médicos, actores, directores de cine, etc. de origen judío. Realmente el mundo moderno no se entiende sin su enorme aportación cultural. Lo interesante, me parece, es que no siempre fue asi. Durante siglos los judíos a lo máximo que llegaban era a prestamistas impopulares o a devotos burgueses, si se convertían. En realidad, es a partir del siglo XIX cuando muchas familias judías despegan de su ghetto y se integran, sobre todo en Centroeuropa, a la marcha de la historia. El misterio de ese milagro judío tiene su explicación, quizás, en el paso del Antiguo al Nuevo Régimen ilustrado, como dice un historiador húngaro y de origen judío, cómo no:


La ambigüedad inherente a la judeidad -a la vez tradición religiosa y etnia dispersada- explica que su encuentro con las ideas humanistas del Siglo de las Luces se exprese en un doble plano. Sin duda la ideología racionalista no estaba exenta de equívocos. Por un lado se proclamaba la tolerancia erasmiana contra toda clase de fanatismo y afirmaba su repugnancia hacia toda clase de discriminaciones e injusticias, inspirando así las primeras medidas con vista a la emancipación de los de "otro modo" creyentes" y poniendo fin a las formas más humillantes de segregación contra protestantes y judíos.
Pero su racionalismo engendraba otra forma de sectarismo, porque era fanáticamente antitradicionalista ya que confundía espíritu religioso y oscurantismo. A ojos de un espíritu ilustrado como Voltaire, a los de un déspota ilustrado como José II, el judío, atado a sus arcaísmos, negándose incluso a aceptar los signos exteriores, alimentarios, indumentarios del homo rationalis, aparecía como el vástago de un pasado superado y despreciable. Así, la causa o el pretexto de de la hostilidad habían cambiado, pero el antagonismo y el interior permanecía. El medio más evidente para desembarazarse de ello era adaptarse a lo que había sustituido al hecho religioso como elemento central en la vida de las sociedades cristianas: la cultura moderna, racional, científica, universalista. Los judíos podían integrarse en la sociedad que les abría sus puertas, a condición de que hablasen la lengua, adoptasen el modo de vida, compartieran las ideas de su medio nacional" (François Fejtö: Réquiem por un imperio difunto)

Todo esto me hace pensar también que el antisemitismo nazi (o el antisemitismo moderno en general) no se funda en razones de un fanatismo religioso intemporal, como alguna vez se ha dicho en recuerdo de otras persecuciones, sino en una reacción de miedo a esa integración gigantesca, nacida a su vez del fanatismo ilustrado. Paradojas de la historia.

viernes, 22 de junio de 2012

Bondades del escritor perezoso

No ha sido por pereza que he dejado el blog momentáneamente. Aunque la pereza es buena para la literatura, como se demuestra aquí.

martes, 12 de junio de 2012

Dos vistazos a las Cortes de Cádiz

En El Cádiz de las Cortes de Ramón Solís, ese maravilloso ensayo histórico, se cuentan muchos pormenores del asedio francés. Como se sabe, Cádiz resistió dos años al estilo de la aldea gala de Astérix, gracias a su posición geográfica. La artillería napoleónica, situada al otro lado de la bahía, rara vez alcanzaba con sus disparos a la ciudad y, cuando llegaba, las mechas se habían apagado y las bombas no explotaban.
Por las mañanas la gente observaba el correr del viento. Si tocaba Levante era más fácil que les cayera alguna bomba. Las campanas de los conventos avisaban al pueblo de los disparos. Desde sus torres se veía el fogonazo a lo lejos y, mientras el proyectil atravesaba la bahía, se daba el toque de rebato. Todo muy casero. Un famoso vigía fue Fray José Fernández, novicio de San Francisco, que se lo pasaba en grande con su nuevo oficio. Cuando los disparos franceses caían al agua, dice un cronista que Fray José hacía un gesto que "con poca razón, si con universal consentimiento, pasa por obsceno, aunque su nombre suena a cosa de sastrería".
El 25 de agosto de 1812 los franceses, hartos de hacer el ridículo, levantaron el sitio. Al principio, el pueblo gaditano saltó de alegría, pero después (¿síndrome de Estocolmo o locura de Obélix?) empezaron a echar de menos a los enemigos. Lo que dice Alcalá Galiano no tiene desperdicio:
"¡Rara condición la del hombre! El vernos libres del sitio no trajo consigo toda la alegría propia de tan fausto acontecimiento. A quienes se han acostumbrado a la agitación, parecen la paz y la tranquilidad cosa fastidiosa. Así que, a los pocos día de levantado el sitio, vueltas las gentes a sus comodidades acostumbradas, era frecuente decir: "¡Gracias a Dios que nos vemos libres de franceses y de bombas. pero hay que confesar que la vida ahora es algo pesada y que en los últimos apuros del sitio era muy divertida. Casi hace falta oír sonar una campana que sirva de anunciar la venida de una bomba".



(En este grabado italiano de la época se aprecia, creo que a pesar de la poca definición, a la gente bailando en las calles mientras los cañones franceses se hartan de lanzar bombazos)

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La otra curiosidad de hoy es quizás apócrifa, no lo sé. En conmemoración del primer centenario de la Constitución, se levantó en la Plaza de España un colosal monumento que todos los gaditanos conocemos bien. Una fuente bien informada (vamos a llamarla P.) me reveló hace tiempo el misterio de libro que remata la cúspide. Desde abajo sólo podemos divisar un volumen abierto con caracteres unciales. Lo lógico es suponer que allí estarán escritos algunos artículos de la famosa constitución. Sin embargo, P. me aseguraba  que lo único que allí se leía, en medio de algunos signos indescifrables, no era otra cosa que ... "Viva la República". Se basaba, decía, en unas fotografías que había realizado con teleobjetivo desde un edificio cercano. Yo ni quito ni pongo rey, pero, si fuera cierto, qué divertido pensar en la cara del escultor tallando su humorada ahí en lo alto, sin que nadie lo notase. Y todavía más curioso imaginar qué hicieron los maestros restauradores actuales cuando tuvieron que limpiar el monumento con motivo de los fastos del bicentenario.


lunes, 11 de junio de 2012

Eros o Thanatos


-Mejor hablemos de sexo y no de la muerte, dijo él, excitándose.
-Es lo mismo, contestó la Misteriosa, después de atravesar la pared. Y yéndose hacia él, lo abrazó desesperada.

domingo, 10 de junio de 2012

Tragedia, comedia o farsa

Primer acto: Año 2006. Una ejecutiva de cierta caja de ahorros me dice lo siguiente:
-Antes de verano estuvimos pensando implantar un producto que permitía sacar a crédito 3000 euros a través de los cajeros automáticos. Lo discutimos, porque no estaba claro si iba a funcionar. Pero, al final, uno de nosotros sacó un listado de los clientes que ya se habían comprometido con préstamos parecidos en otras financieras. Salía una barbaridad de gente. Así que en setiembre lo pondremos en marcha.
"Nos vamos al tacho", pienso.

Segundo Acto. Año 2011. Un regocijado director del Banco de España da una rueda de prensa dando los resultados del test de estrés a nuestra banca. Para mayor objetividad, el examenlo han hecho desde fuera y lo ha encargado la mismísima Comisión Europea. Los resultados de los bancos españoles, salvo alguna excepción, son estupendos.
-El sistema financiero español es sólido. No necesita más capital.
"No entiendo nada", pienso.

Tercer Acto: Año 2012, hace unas semanas. Bankia. La entidad que el año anterior decía que había obtenido tres mil millones de beneficios, ahora necesita 10.000, 19.000, 23.000 millones de euros. Mil millones arriba o abajo, qué más da. Su ex jefazo, Rodrigo Rato, dice:
-Con esta inyección de dinero la entidad verá en el futuro muy reforzada su política de expansión.
"¿Pero no quedamos en que era para sobrevivir?", pienso.

Cuarto Acto: Ayer. La UE promete 100.000 millones como fondo de rescate a la banca española. El ministro de Economía no se cae del guindo:
-Es un préstamo muy favorable.
Y sigue diciendo que no va a afectar a los españoles, porque es a la banca, y no al Estado a quien hay que ayudar. Y en esto se diferencia de lo que sucedió con Portugal, Grecia, e Irlanda, lo cual es de momento cierto.
Pero ya veremos si nos va a afectar, ya lo veremos como los bancos no se saneen y tengamos que devolver lo que ellos no saben gestionar, o invierten en políticas de refuerzo, como les llama Rato...

Quinto y último Acto. Los dramas clásicos tenían cinco actos. Este está por escribir, pero el lector puede elegir el género: tragedia, comedia o farsa.

PD: De momento, a mí el único acto que me parece que tiene números reales es el primero: el número de morosos que encontraron los de la Caja de Ahorros.

viernes, 8 de junio de 2012

¿Orgulloso de ser español?

El otro día, en la mesa:
-Papá, tú no es que estés muy orgullo de tu país, por las cosas que dices de él...
-Yo... eh, sí, bueno, sí.
- ¿Sí? A ver, ¿de qué estás orgulloso?
- De Cervantes.
Después de la carcajada general, traté de explicarme. ¿De qué se puede uno enorgullecer? ¿De nuestra habilidad para elegir políticos? ¿ de nuestra capacidad para gestionar el dinero? Perdón si me pongo amargo.

A lo mejor vale pensar en la selección española de fútbol, Fernando Torres dixit. Antes la "marca" de España se expresaba a través de los grandes de la literatura, la pintura o la ciencia. Es lo que llaman los historiadores "lugares de la memoria": se pueden encontrar en los nombres calles y plazas, aviones de Iberia, sellos de correos, estatuas... Ahora la posmodernidad ha desplazado esos motivos de orgullo a los grandes del deporte: Rafa Nadal, Iker Casillas o Pau Gasol. Cualquier día veremos aviones con sus nombres. Aerolíneas low cost.

A pesar de todo, a mí me parece que sigue siendo válido recurrir a motivos menos efímeros. Se puede estar orgulloso un tiempo de ser campeón hasta que dejas de serlo. Luego pierdes (como puede pasar en esta Eurocopa facilísimamente), y tienes que vivir de los recuerdos futbolísticos. Y, como no vuelvas a ganar pronto, ese recuerdo se vuelve cada vez más inútil y patético. Mejor, sí, otros lugares de la memoria más consistentes.
Claro que esto, como todo sentimiento patrio, es muy personal. ¿De qué me siento orgulloso? Creo que no fui muy claro en mi respuesta del otro día. Aquí va un lista un poco más completa:

el vino de Rioja y el gazpacho;
el fandango de Boccherini y el Concierto de Aranjuez;
la guitarra de Narciso Yepes y Paco de Lucía;
el Descubrimiento y las cosas buenas que se hicieron en América;
los Episodios nacionales (primera serie y la primera novela de la segunda)
la generosidad;
Velázquez y Goya;
Francisco de Aldana, capitán y poeta;
San Juan de la Cruz y Santa Teresa;
la desembocadura del Miño (esto, compartido con los portugueses);
la bahía de Cádiz, su luz, los pinos y los arenales que ya no existen;
el Escorial, Salamanca, Laguardia, Santiago de Compostela...
el idioma español, que es un don de Dios.

jueves, 7 de junio de 2012

¿Para qué escribir?

No dan muchas ganas de escribir con todo lo que va pasando alrededor. Uno lee las noticias y se deprime. Para colmo, tampoco hay motivos para una rápida esperanza. No porque nos los digan los analistas económicos, sino por simple intuición. Simplificando un poco, de las grandes crisis se sale de dos maneras. O con un rearme moral de toda la sociedad, como sucedió en Alemania tras la segunda guerra mundial; o con unos parchecitos, una chapuza especulativa cuyas consecuencias económicas son a medio plazo peores que la crisis. De esto último hay ejemplos sobrados, pero mejor ni los nombro.
Pero vuelvo a lo de antes: ¿Para qué escribir si hay que hacer tantas cosas importantes? Cambiar de compañía telefónica, eléctrica, hidráulica. Cambiar de seguro de coche, de casa, de vida. Darle un buen tijeretazo a la lista de la compra. Darse de baja en no sé qué actividad extraescolar. Reducir el consumo de gasolina y andar más en bicicleta. Etcétera. ¿Para qué escribir?
Pues porque sí, aunque sea por simple supervivencia. Me acuerdo de lo que me dijo un colega cuando estuve en Budapest:
- Durante el comunismo estábamos tan tristes que la gente se refugiaba en la música, o iba a exposiciones, o al cine. La cultura era nuestra forma de salvarnos.
Escribir es entrar en el reino de la libertad. Eliges hacer esto porque te da la gana y así regresas a las cosas más nobles que puede hacer el ser humano, que son siempre ruinosas, o sea, gratis.

viernes, 1 de junio de 2012

Los solteros y las tonterías

Ayer me contaba mi hijo mayor que fue a entregar dos carteles a un concurso con dos modalidades: para adultos y para niños. Uno lo había pintado él, que ya tiene 19 años, y el otro era de su hermano de 11. La chica de la oficina le preguntó:
- ¿Los dos carteles son tuyos?
Hay cosas que dice la gente que no necesitan adornos. Son imbecilidades, y punto.
De esa manera escribe Muriel Spark. Acumula diálogos llenos de estupideces sin que ella, como novelista, añada nada. El lector sólo tiene que estar atento a ir descubriendo, a través de un estilo escueto y elegante, la enorme cantidad de tonterías que tienen sus personajes en la cabeza.
La novela más divertida que he leído de ella es Los solteros (el título original, The Bachelors, resulta más irónico y ambiguo). Un grupo de solterones irredimibles es la materia de la que se nutre la historia. Materia que da para mucho, porque la autora explota maravillosamente las manías que, por solteros y por británicos, tienen sus personajes... La trama gira alrededor de un médium bastante sinvergüenza y un grupito de solterones y viudas que le siguen a pies juntillas. Las sesiones de espiritismo son extraordinarias.

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Alguna vez le preguntaron a Evelyn Waugh por qué, siendo católico, demostraba tanta mala leche en sus novelas.
-Imagínese lo que escribiría si no fuera católico, respondió.
Algo semejante se puede decir de Spark, quien se parece bastante al autor de Los seres queridos. No en vano los dos eran conversos y amigos entre sí.
Todo esto no quiere decir que Los solteros sea un librito para pasar el rato. Para empezar, tiene toda esa objetividad en la que parece que se deja decir disparates a los personajes sin que medien comentarios del narrador; me ha llamado la atención que la autora sólo intervenga en una ocasión para juzgar lo que hace el protagonista, Ronald, y decir que eso que hace es una frivolidad. Si se molesta la narradora en señalarlo, es porque lo que hace el personaje es decisivo después para el argumento. En fin, no quiero destripar la historia, pero sí señalar ese detalle de finura, esa joyita de comentario en la que la autora aparece de pronto para dar su opinión como un medio de señalar con el dedo al lector inteligente y decirle: "oye, fíjate en esto, que va a ser importante".
 Además, hay mar de fondo. El héroe, Ronald Bridges, epiléptico y converso, es quizá el único personaje con alguna lucidez y preocupación por los demás. Es egoísta, como todos, pero tiene comentarios mucho más inteligentes que la media. "Deja de preguntarme sobre lo que opino sobre esto o aquello como católico", le dice a un amigo suyo. "Para mí ser católico es parte de mi existencia como ser humano No tengo una opinión como ser humano y otra como católico".
O este otro:
"Lo que dice la gente. lo que dice la gente... Siempre se concentran en lo que podría ser, en lo que debería ser, y nunca en lo que es".