domingo, 1 de agosto de 2010

Patera

-Raschid, no metas la mano en el agua, que te la comen los tiburones.

El niño apartó la mano y el hombre continuó:

-¿Sabes que ahí abajo, hay un montón de barcos hundidos? Si un día se secara el estrecho no sabes la cantidad de tesoros que podríamos encontrar.

-¿También hay pateras?

-Sí, también. Muchas.

Rashid empezó a tener sueño. Su madre estaba en la popa, junto a las demás mujeres. Las habían puesto a todas juntas para que no hubiese problemas con los hombres. Llevaban ya varios días perdidos y Raschid, de vez en cuando, iba a verla. Aunque la embarcación estaba bastante llena, el niño pasaba por los huecos dejados por los muertos, que ahora descansaban en el océano. Al principio lo abrazaba y le decía palabras de consuelo. Pero últimamente a ella le empezó a doler el costado. Y ya no le hablaba mucho.

Aunque no había comido casi nada, Raschid notó que se le cerraban los ojos. Poco a poco se quedaba dormido. Empezó a soñar: las aguas se retiraban de su vista como una alfombra gigante y él saltaba al barro con una lanza para defenderse de los tiburones. Delante de él, se abrió un inmenso paisaje de barro y sueño. De un solo golpe vio una muchedumbre de objetos. Vio latas y botellas rotas, vio paquetes podridos de tabaco, vio faldas sueltas y ropa interior perdida, vio relojes y juguetes, calendarios, pateras, carronadas, fusiles, linternas y astrolabios. Vio todos los barcos hundidos en la batalla de Trafalgar. Todavía titubeante, fue avanzando bien agarrado a la lanza hasta que encontró un tiburón agonizante, abriendo mucho la boca como si le faltase el aire. Lo dejó a un lado y descubrió un barco acostado en el fondo. Del interior salía una luz misteriosa.

-Raschid, despierta, que tu madre se ha muerto.

La voz del hombre le pescó del fondo del sueño. Al principio le costó entender. No percibió bien los lamentos de las mujeres, porque los sentía remotos y ajenos, pero luego vio a su madre desvanecida entre dos pasajeros. Le taparon los ojos en el momento en que los bultos de los hombres cargaban con el cuerpo y hacían un movimiento raro.

Seguramente desde lejos el llanto del niño no se podría distinguir de los quejidos del resto de los tripulantes. Con las luces de la mañana, el griterío cambió cuando divisaron la costa. Esta esperanza les apresuró la marcha y, pocas horas después, ya estaban entrando en la playa desierta. Los más fuertes saltaron a la arena y se echaron a correr hacia adentro. Otros se echaron agotados en la arena. Raschid bajó con ayuda del hombre que le había tapado los ojos.

-Date prisa, corre, antes de que venga la policía, corre, corre, vamos.

Pero el niño, en lugar de ir hacia delante, se quedó mirando el mar. Continuaba con su sueño e imaginaba que las olas se retiraban de la orilla y regresaban hasta África. Y allá abajo le esperaba el tesoro, su tesoro.

5 comentarios:

  1. Impresionante.
    No conocemos esas cosas acá.

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  2. Magnífico y sentido relato, ¿quién podrá hacerle ver al niño lo que sucede lejos de su deseo de soñar lo deseado? En mi familia se dice que el que tiene no se acuerda del que no come y ¿quién somos sino los españoles? Hijos de meztizos y de emigrantes. El vilo suspendido en el alma se quedó y pocos recordaron la triste historia de un huérfano que a ojos de esta orilla debe alegrarse de haber llegado con el cuerpo vivo el ánimo muerto. Un abrazo.

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  3. Muy bueno, Javier, sí señor. Y muy emotivo. Me ha recordado algo.
    Hace tiempo vi un chiste de Forges sobre este tema que me hizo saltar las lágrimas. Ironizaba sobre aquella famosa ley de Pujol para impedir la entrada en Cataluña a los inmigrantes que no hablaran catalán.
    En el chiste se veía una patera en medio de una tormenta terrible, de noche, a punto de ser engullida por una ola gigantesca. En la popa a una morita embarazada le caía una lágrima por la mejilla. Delante de ella un morito de rodillas le decía: "Zoraida, aquesta nit t'estimo més que mai". Y la morita suspiraba: "Qué lástima,,, con lo bien preparados que veníamos".

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  4. Es un drama, Juan Ignacio, que se está dando todos los días en Europa, especialmente en países como España, tan cercanos georgráficamente a África. Antes fuimos país de emigrantes y ahora lo contrario. En fin. Muchas gracias por vuestros comentarios.

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