lunes, 19 de julio de 2010

Las reglas del género

El personaje del microrrelato se palpó la cara y no se reconoció en ninguno de los rasgos que le había atribuido el escritor. Más aún: en la descripción sólo se decía que tenía una nariz afilada y una boca de labios gruesos. Nada se señalaba de sus ojos ni del color del pelo. Entonces decidió encararse con el responsable del desaguisado.
-Oye, esto no me gusta. No me has creado como un ser humano...¿Te parece bonito dejarme sin ojos? ¿Y qué me dices del pelo? Ni que fuera transparente!
-Es que eres un personaje de microrrelato.Y no tengo yo la culpa si ya conoces las reglas del género: máxima síntesis y brevedad ante todo. Así que no tengo espacio para perderlo en descripciones inútiles.
-Qué morro tienes. Así es imposible transmitir nada interesante. Además, la vida en tu mundo, esa vida que llamas real, también es cortísima. Yo lo sé porque hay mucha literatura sobre eso. "Vivir es caminar breve jornada": lo dijo Quevedo.
-Pero, ¿tú, quién te has creído que eres, so pedante?
Y, furioso, el escritor, se echó sobre el papel, borró a su personaje de un plumazo, escribió a toda prisa las últimas palabras, y el cuento se acabó.

5 comentarios:

  1. Imagino que cuando los personajes empiezan a cuestionar al autor eso puede ser el fin del cuento, un nuevo camino de reflexión para el autor, o ambas cosas...

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  2. Algunos autores (creo que para justificar lo injustificable) alegan que los personajes, una vez esbozados, tienen vida propia, independiente del propio escritor que, impotente, sólo puede dejarlos actuar. Por eso me gusta el final de este microdiálogo. Los personajes son del autor.

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  3. Totalmente de acuerdo, María. Los personajes son "del" autor y, si me apuras, son "el" autor.

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  4. Siempre son del y el autor¿?? y ante un personaje asesino, violador, maltratador, obsceno, corrupto... y un largo etcétera, también es el autor o mejor, la perspectiva del autor?? no pensaba de ese modo...
    INTERESANTE reflexión y óptica.

    Saludos.

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  5. Esta es una cuestión interesante y delicada, lemaki. Sí, creo que, incluso en esos casos, hay algo del autor. Por eso causó tanta turbación en su día Lolita de Nabokov, por ejemplo. Ahora bien, también hay una larga tarea de ficcionalización, de observación de comportamientos ajenos, etc. Pero sí, la criatura que sale de las palabras del autor siempre tiene algo de él, aunque ese "algo" debamos matizarlo mucho.

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