martes, 23 de noviembre de 2010

La luz del corazón llevo por guía

Salgo de la cama y ando a tientas por la habitación en medio de la noche. Juego a ser ciego sin serlo. Conozco el número de pasos que me llevan hasta la salida. Los cuento uno a uno, abro la puerta y palpo las paredes del pasillo hasta el interruptor. Pero esta vez no lo enciendo.
Prosigo el juego y bajo las escaleras con cuidado. No hay problema; recorro el salón, la cocina, los baños. Entonces doy la vuelta. Subo las escaleras, mientras repaso la forma de los peldaños con los pies. Ahora ingreso en otra habitación con las manos por delante. Me siento frente a algo que imagino que es la mesa. Tanteo el aparato. Doy al botón de encendido. Y me pongo a teclear estas palabras que van saliendo una a una, desde lo oscuro y al azar.

6 comentarios:

  1. Qué adicción, Javier.

    ¡A las 7:26!

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  2. Ni te cuento a la hora en que se me ocurrió...

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  3. Pues para hacerlo a ciegas te ha quedado muy bonito el cambio de look. Felicidades.

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  4. Me uno a las alabanzas, ya ni recuerdo cómo era antes, me gusta la nueva cara del blog. Pero sigo pensando que tendrías que hacer algo con ese insomnio, a pesar de los excelentes resultados literarios que da!

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  5. Ante todo un comentario sobre el cambio de look. Le sienta bien a El sur es el norte. Pero date tiempo para hacerlo algo más personalizado (este lo tienen muchos).

    Me gustó mucho el cuento-realidad. Pregunta: ¿Para qué pasas por "los baños"?

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  6. Gracias: em alegro que os guste el cambio de look. Sí, Juan I., tienes razón que empieza estar visto, pero, qué se le va a hacer... No doy para más en esto del diseño. En cuanto a lo de los baños... bueno, todo es una ficción. No tengo baños, así, en plural, en el primer piso de mi casa. Ya me gustaría.

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