jueves, 20 de octubre de 2011

Cada día como si fuera el último de nuestra vida

- Si os plantéais cada día como si fuera el último de vuestra vida, algún día acertaréis.
Estas palabras, u otras semejantes, han repetido algunos periodistas con delicia en las últimas dos semanas respecto al legado de Steve Jobs y su mítico discurso a los universitarios de Stanford. No tengo nada que objetar. Más aún, estoy totalmente de acuerdo con el mensaje. La única pega es que no es de Steve Jobs. Lo ha dicho mucha gente desde que el emperador Marco Aurelio se propusiera en una sentencia vivir cada día como si fuera el último de su vida.
Pero lo importante hoy es actualizar el mensaje, decirlo de forma casual, con un suéter negro y zapatillas de deporte. Y tampoco me parece mal: La verdad es siempre igual y distinta a sí misma, atraviesa los siglos, sacude las conciencias y se viste en cada tiempo de un ropaje diferente.

6 comentarios:

  1. Me identifico con esta entrada. Me identifico especialmente cada vez que decis: "no tengo nada que objetar", o: "y eso no me parece mal".

    Veo que trabajaste, como yo traté de hacerlo, mis sentimientos hacia la jobsmanía, que oscilan en mi caso desde un "rechazo reivindicativo" a un intento de "rescatar lo positivo".

    Hay algo más que quisiera decir.

    Nuestra forma de vivir “cada día como el último” va a variar en función de lo que hayamos pensado que haríamos ese último.
    Es decir, si quien sabiendo que es su último día, se dedicaría a todos los excesos que se prohibía, pues entonces al aplicar lo de Aurelio Jobs vivirá todos los días en el exceso.
    Al contrario, aquel que se propuso vivir el último día haciendo mejor que nunca las cosas ordinarias (¿qué santo dijo eso?), al aplicar lo de Aurelio Jobs vivirá días perfectos.

    Es por eso que ni Aurelio ni Jobs van al fondo.

    Bah, no leí más que citas de Aurelio y no vi más que segundos de Jobs. Quizás lo dijeron…

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  2. Me quedo de piedra, Juan Ignacio: cómo me has calado. Sí, es verdad, llevo semanas "trabajando" mis sentimientos hacia esta especie de canonización súbita y universal de Steve Jobs. Pero, además, es cierto que entre Marco Aurelio y Jobs hay unos cuantos que han dicho cosas muy parecidas. Y sí, entre ellos, un santo por lo menos: san Josemaría Escrivá.

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  3. Hay otro trovador popular (no lo mencionaré porque no es autoridad) que dice "que el fin del mundo te pille bailando" y si bien puede sonar a un hedonista superficial, a mí me suena muchísimo a lo que dijo Domingo Savio en el patio de su colegio cuando le preguntaron "¿qué harías si ahora llegara el fin del mundo?" Y el santo salesiano dijo: "seguiría jugando". Viene a ser lo mismo: vivir el hoy.

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  4. ... y todos dicen lo mismo, Mae, si saben vivir.

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  5. Reconozco ese verso sabinesco, "Mae". Me ha hecho pensar mucho y ya por eso, guste o no, es un gran verso.

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  6. Llego tarde a la función.
    Mis sentimientos encontrados hacia la canonización de Jobs radica en el pésimo trato del santo con sus compañeros y empleados, dato notorio para quienes siguen el mundo de la empresa en general y el de Apple en particular.
    No emito juicio. Sólo noto que se fue de Apple mucha gente muy competente por no soportar el carácter vamos a llamarlo intempestivo de Jobs. No digo catácter "fuerte" porque me parece débil el carácter de quien no sepa dominar ni domar su tempestad interior.

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