jueves, 15 de noviembre de 2012

Crónica troyana

Una crónica me piden de la presentación del lunes y verdaderamente no sé muy bien qué decir, salvo que fue una reunión muy grata, como suelen y deben serlo todas estas ocasiones. Los amigos me demostraron su amistad y los desconocidos que por allí se acercaron me acompañaron como si  fueran amigos de toda la vida. Y al final, plas plas, firmé unos ejemplares. Pero algo más sí puedo decir...





 La noche anterior  Margarita Iriarte, presentadora de lujo, me había mandado el texto de su intervención. Esto se lo agradecí muchísimo porque así estuve preparado para componer una cara de hielo al escuchar tantos comentarios inteligentes sobre mi libro. Y mientras los escuchaba, me acordé de aquella versión de Helena de Troya que -dicen algunos- no fue secuestrada realmente por Paris, sino que fue llevada en una nube hasta Egipto, mientras que un doble suyo se iba con el raptor hasta Troya y se liaba la marimorena. Cuando veinte años después, su marido Menelao se la encontró en Egipto y le contó todo lo que había pasado, aparentemente por culpa de ella, Helena se quedó de piedra y le contestó:
-¿Pero todas esas cosas dicen de mí? ¡Pero si yo no hice nada!
Pues yo, como Helena. Esto lo digo porque eso es seguramente la creación literaria: algo que, mal o bien, hace el doble de uno. Y cuando el libro sale, de pronto se siente que ese objeto ya no es suyo y se lo mira con la cara extrañada, pero feliz, con que los padres miran a su hijo recién nacido.



4 comentarios:

  1. Mucho mejor que una crónica social. Y qué hermosa historia la de Helena.

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  2. ¡Enhorabuena! Mañana por la mañana parto para la guerra de Troya "qui n'aura pas lieu".

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  3. Es una posibilidad muy bonita, que Helena no hubiera estado allí. Pero sí que estuvo: y lo conmovedor es ver cómo se lamenta ella misma en la Ilíada, cuando se llama a sí misma 'perra'.
    Me alegra mucho que saliese muy bien la presentación.

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  4. Pues gracias a los tres por todo. Abrazos.

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