De golpe, nada más terminar el huevo frito con patatas, L. nos preguntó muy serio cómo se reproducían los elefantes. Su hermano menor, T. , se quedó desconcertado y preguntó a su vez qué significaba "reproducir". Menos mal que estaban allí los experimentados once años de N., quien respondió que se reproducían de la misma manera que las gallinas, o sea, que en lugar de que viene el gallo y ¡plaf!, viene un elefante macho y, ¡pumba!, se sube encima. Y yo, mientras su madre contenía la risa y retiraba los platos, daba gracias a Dios de que no estuviesen los hermanos mayores y nos estropeasen una conversación de naturalidad tan adulta.
Delicioso.. pagaría por haber estado presente.
ResponderEliminarUn abrazo
David
Javier, esta es la primera vez que entro en tu blog. He leido otras entradas y me ha gustado tu tono y lo que cuentas como lo de hoy. La verdad es que el tema de la semilla da bastante juego y los niños tienen una visión muy natural al respecto y tú has sabido reflejarlo. Pasaré por aqui de vez en cuando. Un saludo.
ResponderEliminar¡Supremo! N. la tiene clara. Ha de estar en ese momento justo antes de echarse a perder transformándose en un adolescente.
ResponderEliminarDavid: cualquier día puedes venir a ver las conversaciones in situ. Estás invitado. Blimunda: qué agradable contar con una nueva lectora. Yo ya he paseado por tu blog y veo cosas que me resultan familiares (nunca mejor dicho); Juan Ignacio: cuánta razón tienes (ay).
ResponderEliminarRealmente momentos de calidez empalagosa que valen la pena saborear, .....lego crecen.
ResponderEliminarCariños
Firmo los comentarios de Talytyl y Juan Ignacio. Los elefantes se reproducen ¡por esporas, naturalmente!
ResponderEliminarUn abrazo,