viernes, 7 de mayo de 2010

Dos tropezones















Münster es una ciudad amabilísima de pasear en primavera. Los pájaros cantan, las nubes se levantan y, si yo no tuviera la costumbre de mirar hacia abajo cuando camino, no me hubiera tropezado con esta pequeña losa que me sirvió para practicar alemán en los días siguientes: "Aquí vivió Julitta Krause, nacida en 1931, deportada a Auschwitz en 1943, muerta el 22-3-1943". Tenía doce años, pues.
El mismo día proseguí mi apacible paseo hasta la catedral, majestuoso edificio románico con dos torres imponentes que no sirvieron de nada durante los bombardeos de la segunda guerra mundial. Por suerte, una cuidadosa restauración ha permitido, a pesar de los costurones, seguir admirándola a ratos. Justo antes de entrar en ella, me di un golpe con esta otra piedra colocada en el muro principal :



O sea: "Piedra de la catedral de Coventry, destruida el 14 de noviembre de 1940. Perdonaos los unos a los otros como Dios en Cristo os ha perdonado".

6 comentarios:

  1. Yo estuve en Osnabrück hace 20 años y fui a Münster varias veces. Ya casi ni me acuerdo, pero sí de que era una ciudad muy bonita, llena de bicis y con uas jaulas en las torres de la catedral de la época de los anabaptistas.
    ¡Y muchas gracias por las dos inscripciones!

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  2. Gracias a ti, Ángel. Lo de las jaulas me parece que me dará para una entrada, aunque no están en la catedral, sino en la iglesia de San Lamberto...

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  3. Muchas veces he lamentado ese ensimismamiento que a mí también me hace caminar mirando hacia abajo. Se pierden muchas cosas de la realidad exterior, por ir volcado demasiado dentro de uno. En este caso, tuviste suerte y vista. En Segovia, por ejemplo, a veces se ven en el suelo pequeños arquitos que te recuerdan qué ciudad pisas. En Llanes, ahora recuerdo, algunas escaleras tiene poemas incritos en los escalones. Aún así, mejor levantar la vista.

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  4. Las dos placas dialogan.

    Dicen que un tropezón no es caída, pues el segundo fue elevación.

    Un abrazo.

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  5. Bueno Gonzalo, hay ciudades donde es mejor no levantar la vista. Y no porque sean feas, sino porque tiene monumentos orgánicos cada diez metros. Pero seguro que no es el caso de Münster.

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  6. Aquí, en lugar de quitar las lápidas de los caídos, no estaría mal añadirles esa última leyenda...

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