lunes, 6 de diciembre de 2010

Aquí, torre de troncol

"¡Mira la torre de troncol!", así decía mi sobrinita y ahijada  cuando estaba aprendiendo a hablar y entró por primera vez en un aeropuerto.
Ahora que ya se ha terminado (o eso dicen) el penúltimo caos nacional, no hablaré de los irresponsables troncoladores aéreos ni del gobierno destroncolado. Uno va leyendo sobre el asunto aquí y allá, y puede adherirse a las razones de unos o de otros. En cambio, en todas las versiones, el tercer implicado en el desbarajuste, el noble y sufrido pueblo español, aparece siempre como víctima inocente.
Pero en este rincón trato de hablar de mi experiencia, que es lo poco a lo que me agarro para entender las cosas. En los últimos seis meses he tenido que volar en muchas ocasiones. Y en casi todos los viajes he padecido retrasos de dos o tres horas. Para mi sopresa, nadie, o casi nadie, entre los pasajeros preguntaba nunca por las razones de que el avión estuviera dando vueltas alrededor de Barajas o de que estuviéramos dando vueltas por los posmodernos pasillos de la T4 porque los troncoladores se divertían cambiando las entradas en los aviones cada quince minutos. La gente suspiraba y seguía las instrucciones con laica resignación. Curiosamente nadie relacionaba todas estas situaciones con el problema de los troncoladores en agosto, aplazado con su habitual eficacia por nuestro presidente. En fin, ¿qué quieren? Si una sociedad mira hacia otro lado o no ve un problema porque los medios de comunicación no lo denuncian (precioso silencio el de todos estos meses), lo normal es que le caiga el tronco encima en cualquier momento.

1 comentario:

  1. Torre de troncol, manquetilla, Giberaltar, tenemos tanto que aprender...

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