miércoles, 3 de octubre de 2012

Don Quijote, cap. 7, primera parte (actualizado)



Aquella noche [quemó y abrasó] escondió [el ama] el padre [cuantos libros] cuantas Wii, Nintendos y Plays Station había en [el corral y] en toda la casa, y tales debieron de [arder] desaparecer que merecían guardarse en perpetuos archivos; [mas no lo permitió su suerte y la pereza del escrutiñador], y, aunque no todos los niños estaban enviciados, así se cumplió el refrán en ellos de que pagan a las veces justos por pecadores.
Uno de los remedios que [el cura y el barbero] los padres dieron por entonces para el mal de [su amigo] sus hijos fue que les [murasen y tapiasen] cerrasen en un armario bajo llave [el aposento de los libros] el televisor, porque cuando se levantasen no lo hallasen—quizá quitando la causa cesaría el efeto—, y que dijesen que [un encantador] Iron man se [los] había llevado los juegos, [y el aposento] y el televisor y todo; y así fue hecho con mucha presteza. De allí a dos días, se levantó [don Quijote] uno de los hijos más abducidos por la pantalla, y lo primero que hizo fue ir a [ver sus libros] jugar con las maquinitas; y como no hallaba [el aposento] el televisor donde le había dejado, andaba de una en otra parte buscándole. Llegaban adonde solía [tener la puerta] estar, y tentaba el mueble con las manos, y volvía y revolvía los ojos por todo, sin decir palabra; pero al cabo de una buena pieza preguntó a [su ama] su madre que hacia qué parte estaba [el aposento de sus libros] el televisor, los juegos, la consola y toda la pesca. [El ama] La madre, que ya estaba bien advertida de lo que había de responder, le dijo:
—¿Qué [aposento] tele o qué [nada] puñetas buscas [vuestra merced]? Ya no hay [aposento ni libros] jueguecitos con los que perder el tiempo en esta casa, porque todo se lo llevó el mesmo diablo.
—No era diablo —replicó [la sobrina] el padre—, sino [un encantador] Iron man que vino sobre una nube una noche, después del día que [vuestra merced] de aquí [se partió] te fuiste al cole, y, apeándose de [una sierpe] una moto voladora en que venía montado, entró en el aposento, y no sé lo que se hizo dentro, que a cabo de [poca pieza] poco rato salió volando por el tejado y dejó la casa llena de humo; y cuando acordamos a mirar lo que dejaba hecho, no vimos [libro ni aposento alguno] ni uno de esos p… juegos vuestros: solo se nos acuerda muy bien a mí y [al ama] tu madre que al tiempo del partirse aquel [mal viejo] súper héroe dijo en altas voces que por enemistad secreta que tenía al dueño de [aquellos libros y aposento] aquellos juegos dejaba hecho el daño en aquella casa que después se vería. Dijo también que se llamaba [«el sabio Muñatón»] el sabio Monjamón.
—[«Frestón»] «Pokemón» diría —dijo [don Quijote] el niño.
—No sé  respondió [el ama] la madre— si se llamaba [«Frestón»] «Pokemón» o [«Fritón»] «Pokomón»; sólo sé que acababa en -ón el nombre.

7 comentarios:

  1. Jajajaja.

    ¡Anímate a seguir con el capítulo 8, Javier!

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  2. "La necesidad hace sabios", sí y los hijos genios puros.

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  3. Genial, Javier. ¿Tienes todo el libro escrito así? Sería la bomba. Un abrazo y perdona por no venir por aquí hace tanto, pero son tantas cosas las que nos roban todo, que uno no tiene tiempo para nada.

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  4. Anilla (de Bilbao)5 de octubre de 2012, 9:24

    es mundial!!!!

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  5. La actualidad de los clásicos. Y el resto, tonterías.

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