lunes, 11 de mayo de 2009

Me encargan un pequeño artículo a partir del aniversario de Odas para el hombre y la mujer de Leopoldo Marechal. Dentro de mi devoción por todo lo que escribió Marechal, la poesía es, con el tiempo, lo que menos me interesa. La novela -por supuesto- es superior, pero incluso sus ensayos o el teatro, en bloque, me gustan más.
Me parece que hay algo demasiado abstracto y geométrico en esos versos tan perfectos como marmóreos. Pero Marechal se consideró siempre, y con razón, un poeta. Por eso tiene momentos geniales, como éste que pongo aquí, uno de sus más celebrados destellos:
En su noche toda mañana estriba,
de todo laberinto se sale por arriba.

3 comentarios:

  1. Pero incluso el primero de los dos versos sobra, ¿no? Lo genial es el segundo: para tatuárselo (en la memoria).

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  2. El primer verso, que es peor, está además, cortado por mí para que s eentendiese mejor la idea. En fin.

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  3. Leo con gusto entrada y comentarios.

    Si vale la aclaración y para que no se piense que los versos son de "Odas...", quizás valga decir que son de "Laberinto de amor".

    De "Odas...", que no sabía que era el aniversario, me han siempre gustado aquellos que repetía el autor dentro de un mismo poema:

    "(...) la tristeza miente formas de Dios
    en la Ciudad y el Río de mi patria."

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