jueves, 30 de diciembre de 2010

Escapada al País Vasco francés



El coche dejó atrás la última curva y, de pronto, apareció ante nosotros aquel pueblo indiferente y precioso, asoleándose al pie de los Pirineos. Al otro lado quedaba España. Después de veintimuchos años viviendo en el norte, hasta ahora no había yo descubierto la villa vascofrancesa de Sare (Sara, en vascuence). Tanto pueden las fronteras.
El País Vasco cambia al cruzar al otro lado del Bidasoa. Todo se vuelve más armonioso y ordenado, porque no en vano estamos en la dulce Francia. Sara es como los pueblos del Baztán navarro, pero en versión de postre. Aunque también se nota lo francés en otros aspectos menos líricos. Por ejemplo, en el bar del pueblo anterior nos obsequiaron con una ración de quesos translúcidos, tacañería inimaginable unos pocos kilómetros más al sur.
En la guía Michelin te aseguran que Sare es "l'un des plus beaux villages de France". Puede ser. A mí lo que me llamó la atención fue la iglesia y sus fúnebres alrededores. A la entrada, esta inscripción: "Cada hora golpea al hombre, la última le manda a la tumba". Ni Quevedo consigue ser más macabro. Luego rodeamos los muros poderosos del templo y fuimos recorriendo las lápidas que brillaban a la luz del mediodía. En el cementerio apeñuscado en torno a la iglesia no había tapias altas que escondieran las tumbas de las casas. Por las mañanas los vecinos abrirán las contraventanas para ventilar la habitación y podrán saludar a sus padres, hijos, hermanos, esposos difuntos. Pensé: "Aquí la gente siempre ha vivido en paz junto a la muerte". Y fantaseé: "No tuvieron miedo de ella o, al menos, convivieron  sin angustia con esta realidad".




Por último, penetramos al interior y nos deslumbró el coro de tres pisos. Y también, esa inscripción humilde, escrita a mano en un pequeño cartel, al lado de las velas y frente a una imagen de la Virgen:

"No sé como rezar ni qué decir, pero esta luz que te ofrezco es un poco de mi bien, de mi tiempo, de mi mismo...La dejo delante de la Santísima Virgen. Ella simboliza mi devoción mientras sigo mi camino hacia delante..."

5 comentarios:

  1. Como mis referencias son más... ¿descreídas?, te paso esta que también es muy bonita, Javier. Alguien que robó un cepillo en el Bom Jesús de Matosinhos, a cambio dejó dentro esta nota manuscrita: "Perdoa, Bom Jesús, eu preciso máis que você."

    ResponderEliminar
  2. Tengo yo pendiente un viajecillo por esas tierras, y ahora que te leo y veo, se me renuevan las ganas y la convicción.

    Bonitas palabras, Javier

    ResponderEliminar
  3. Gracias, Mery. Te recomiendo que, si puedes, no sólo visites Bayona, Biarritz o San Juan de Luz, sino los pueblos del interior. Y el castillo de Antoine de Abbadie, en Hendaya. Espectacular.

    ResponderEliminar
  4. Lo haré, tenlo por seguro.

    Que los Reyes sean generosos contigo, y no me refiero a lo material, ya sabes.
    Un beso

    ResponderEliminar