jueves, 6 de septiembre de 2012

El abuso de los intelectuales

¿Qué cosa es un intelectual? El otro día leí esta definición de Jean-Paul Sartre:


Originalmente el conjunto de los intelectuales aparece como una diversidad de hombres que han adquirido alguna notoriedad mediante trabajos que proceden de la inteligencia (ciencias exactas, ciencias aplicadas, medicina, literatura, etc.) y que abusan de esa notoriedad para salir de sus dominios y criticar a la sociedad y los poderes establecidos en nombre de una concepción global y dogmática (vaga o precisa, moralista o marxista) del hombre.

Es curioso ese verbo, abusar. Suena un poco cínico en su boca, que es la de un gurú inconformista del siglo pasado.Pero no deja de tener razón. Los intelectuales seguramente han abusado de muchas prerrogativas . Se suele establecer, sobre todo, en Francia, que, a partir del caso Dreyfus, los intelectuales se arrogaron  un magisterio moral que hasta entonces detentaba la Iglesia católica. Desde la revolución francesa se ha asistido a un proceso de separación del poder temporal y del espiritual. Así, frente al poder material (político, económico y social), muchos creyeron necesario contraponer otro poder alternativo al del cristianismo en retroceso. Por eso el intelectual se sintió legitimado a dar su opinión sobre tantos asuntos que no derivaban de su ocupación profesional. 
Me pregunto hoy día si los intelectuales (y uno, como profesor universitario también se contaría en el gremio), continuamos teniendo de verdad ese papel. Si seguimos abusando de nuestras funciones... Quizá nos vamos quedando atrás, en parte porque ciertos saberes ya no tienen el prestigio de antaño, en parte porque en realidad es muy difícil que los intelectuales no se supediten a los poderes políticos. Y eso la gente lo sabe, aunque no lea.

2 comentarios:

  1. Veo cierto también, como vos, esa aseveración.

    Pero hay que ir con cuidado, tampoco se puede censurar tanto esa actitud.

    Porque como hombres nos vemos forzados a dar una respuesta completa al mundo.
    (Lo que prueba que nuestro saber específico es limitado y no puede explicar todo, pero también prueba que necesitamos conocer "todo").

    En todo caso hay que saber discernir cuándo hablamos en una u otra forma.

    Por ejemplo. El científico que indaga sobre los "extremos" del espacio y tiempo se siente tentado a maravillarse por la creación (Einstein) o a decir "no necesito a Dios" (Hawking). Pero en ambos caso ya no hacen su ciencia sino profesión de fe.

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  2. Juan Ignacio: has escrito la segunda parte de mi entrada :). Nada de lo humano nos es ajeno y cuánto bien han hecho quienes han denunciado iniquidades y han alzado la voz contra la injusticia, como se suele decir; el problema está en darle un aura superior a opiniones bastante simples, sólo por el hecho de venir de un intelectual.

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