Al principio me cayeron muy bien. Me pareció que, al fin, se agitaba la bandera de tantos españoles que no nos sentimos representados en esta democracia que nos venden. Pero luego tampoco me sentí representado por ellos. "Lo queremos todo", decían en uno de sus eslóganes. Nunca me he sentido con derecho a todo, ni siquiera cuando estaba empezando.
Y ahora me pregunto qué pasará después, dentro de unos días, dos o tres semanas, cuando el tsunami diario de noticias barra con ellos, con sus indignaciones y sus reivindicaciones de felicidad para todos. ¿Qué sucederá el 23, el 24, el 25 de mayo? ¿Y en junio? ¿O en julio, cuando en la Puerta del Sol se superen los treinta grados? ¿En medio de las vacaciones de agosto la gente seguirá pendiente de estos aguafiestas? Uno se acuerda de aquella carpa de los maestros argentinos reclamando un sueldo digno frente al congreso de Buenos Aires. Duró años, pero no sirvió de mucho. Los políticos, tan zorritos ellos, saben que el tiempo y los medios de comunicación juegan a su favor. Y de momento cada uno se limita a reaccionar como Antón Perulero: cada cual atiende a su juego. Rajoy barbota que lo fácil es criticar a los políticos, olvidándose quizá de lo difícil que es ser autocrítico. Felipe González, desde la atalaya de su infinita experiencia, observa que esas acampadas son un fenómeno inspirado en las revueltas árabes. Lo que me gusta de los viejos políticos es su perspicacia, su originalidad. En cambio, Zapatero, más afectado por el problema (pero no mucho, que si se acerca demasiado, luego no puede dormir) proclama que "es una expresión democrática que hay que escuchar". Si hay un político de raza en alguno de los dos partidos, escuchará de verdad a los acampados después del 22 de mayo. Lo malo es que están todos sordos.
Suponiendo que les dejen estar ahí hasta el domingo (y, en mi opinión, eso sería algo inaceptable) el lunes se acabaría todo y cada uno se iría a su casa. La intención de mucha de esa gente no es reivindicar nada sino influir en la votación del domingo, como ya pasó el 13 de marzo de 2004. Nada nuevo bajo el sol, nuevamente. Pasada la votación, su reunión deja de tener sentido.
ResponderEliminarY ¿cómo van a tomarse en serio los políticos sus reivindicaciones? Si se aplicara su programa se desmontaría el actual sistema, que no es una democracia sino una oligarquía. Sólo en un proceso revolucionario saldrían adelante sus propuestas.
Así como lo planteas, es difícil que se lo tomen en serio, Fernando. Pero, aceptando todo lo que dices, me gustaría que algo se removiera en la conciencia de los políticos españoles (si es que la tienen). Y que, por ejemplo, algunas de las propuestas de esa gente, a pesar de su presentación caótica y poco seria, pudieran hacerse realidad: reforma de la ley de partidos, fin de la inmunidad de los políticos, limitación de mandatos, etc. ¿Cómo hacer que estas cosas lleguen a plantearse en el debate parlamentario? No se me ocurre otra forma que con esta clase de manifestaciones.
ResponderEliminarLuego está la cuestión de si es un simulacro organizado por la izquierda para influir en las elecciones. Puede ser, pero tengo dudas, porque en principio mucha abstención no favorece al PSOE.
Uhm. Me he tomado la molestia de pasar por Sol y de averiguar que se trata de agit-prop de IU (con algún antiguo diputado autonómico de por medio).
ResponderEliminarMi pronóstico: si la muchachada que se pasa la ley de todos por el arco del triunfo tiene éxito, el PP no ganará por 5-0 el domingo. Entonces, y sólo entonces, Rubalcaba accederá al cargo supremo del PSOE para perpetuar este régimen tan divertido.
Si, por el contrario, en España queda gente sensata y la muchachada antidemocrática fracasa, quizá tengamos algunos años de cierta normalidad institucional, que no es poco.
Ojo con las utopías, que las carga el diablo.
Hé aquí las propuestas de los "indignados" de Sol: además de pedir la república, el laicismo y la "memoria histórica" (¿hablabamos de "movimiento transversal y cívico"?), quieren derogar la ley de partidos (la que ha permitido echar a ETA de las instituciones...) Y se niegan a rechazar a Bildu.
ResponderEliminarJosé María: por lo que he leído las propuestas son variadísimas y no todas están tan a la izquierda. Pero sin duda este tipo de cosas atraen a la gente de izquierda como las moscas a la miel y lo normal será que se vayan adueñando (si no lo han hecho ya, como dices) del movimiento. En cualquier caso, su incidencia real la veremos el domingo. Luego se disolverán, tarde o temprano.
ResponderEliminarEl tema es más simple, creo yo. El tema es... el descontento. Y si no, que levanten la mano los satisfechos.
ResponderEliminarUn abrazo,
Querido Javier, lamento ponerme en posición de romper lanzas (que también las carga el diablo), pero he estado en Sol todos estos días y sólo digo que hay mucha desinformación en cuanto a lo que está pasando allí y en otras plazas de España. El descontento, como dice Víctor, es el motor aglutinador sin lugar a dudas, pero es completamente transversal. Los que duermen en la plaza son un poco perroflautas y hippies? Sí, eso está claro. Pero los que hablan en las asambleas y están en las mesas escribiendo las propuestas y otorgando cierto aparato crítico y jurídico a las reivindicaciones populares son gente provenientes de los estratos ideológicos y sociales más variopintos. De hecho, he estado con los chicos de Acción Católica, que para sorpresa ingenua de muchos, están también acampando en Sol. Esperanza, eso es todo lo que nos queda -y lo que no nos han quitado-. Un abrazo a todos!
ResponderEliminarMelusina
Querida Melusina: soy el primero en levantar la mano como dice Victor. El PP arrasa por los deméritos ajenos, además.
ResponderEliminarDicho esto, me temo que, aun reconociendo las buenas intenciones de muchos indignados, hoy tienen poco que decir. La gente ha votado igual, o más, que en otras convocatorias. Y luego está lo que ha ido sucediendo en los últimos dias y que va a ocurrir inexorablemente entre los acampados. La izquierda perriflautista se apoderará del movimiento y lo hará suyo, intentando hacernos creer que ciertas propuestas (nacionalización de la banca, derechos universales para todos, utopías y más utopías, etc.) son cuestiones de principios indiscutibles. Y así acabarán cargándose una idea interesante.
Querido Javier,
ResponderEliminarEs muy posible que ocurra lo que decís. No hay que pecar de ingenuos. Sin embargo, las asambleas que mañana sábado se van a celebrar en cada barrio y pueblo de Madrid serán todo un acontecimiento ciudadano de desconocida trayectoria. Dios quiera que la descentralización de Sol y la apertura a las comunidades dé como resultado una modificación en la dinámica racional y emocional de, al menos, un grupo de personas. Con eso, suficiente. Un abrazo!
Hoy es 20 de junio. Mala suerte para los modernos chicos encorbatados de Intereconomía y similares. No ha habido muertos, ni bombas, ni atentados, ni nada que se le parezca este finde. Ni nos han asaltado las viviendas a los honrados -y sufridos- ciudadanos. Pero eso no importa. Porque esos, los que lo niegan todo, seguirán a lo suyo y un día acertarán. Los agoreros... siempre acaban por tener razón. Es un hecho. El mundo es tóxico y todo sale mal. Pero... ¿Y si la razón la tuvieran por una vez, los otros, los optimistas, los esperanzados, los locos? ¿Entonces qué?
ResponderEliminarYo tampoco me siento representado del todo por estos, Javier, pero menos aun por los que por sistema siempre, denigran... el sueño.
Un abrazo y aúpa Dry,
Víctor.
Aúpa, Dry, Víctor. Me doy cuenta de que lo fácil es ser agorero. De tanto avisar que algo malo va a suceder, al final puede suceder, cierto. Aunque también hay iluminados que anuncian el fin del mundo y se equivocan. Concretando un poco, que los anuncios de que el movimiento iba a degenerar se cumplieron días antes de este fin de semana. Luego, por suerte, se ha vuelto a la protesta pacífica. ¿Cuánto tiempo? Me da la impresión de que es un movimiento tan fascinante y heterogéneo que puede salir por cualquier lado. Mi pronóstico es que, tarde o temprano, se dividirá entre pacíficos por un lado y violentos radicales por otro, y que habrá revueltas organizadas, como corresponde a cualquier sociedad en crisis. Ojalá me equivoque.
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