Me llega un aviso de mi ex compañía de seguros amenazándome con una fulminante excomunión bancaria porque les he devuelto un recibo. No sé si sorprenderme por el repentino tono de agresividad que utilizan o por mi propia frialdad. De acuerdo con la moda, atribuyo enseguida a la crisis la razón de todo. "Son así de maleducados porque estarán pasándolo mal", me digo. Y me importa tres pepinos que lo pasen mal, continúo, porque estoy en mi derecho de buscarme otra compañía más barata. Pero enseguida prosigo con la dichosa manía de analizarme y me doy cuenta de que, en realidad, no es la crisis, sino la experiencia o, peor dicho, la edad, lo que me hace indiferente a toda esa palabrería jurídica que en otro tiempo me hubiera inquietado.
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En clase explicábamos Madame Bovary a un grupo de señoras y algún que otro señor maduro. En la novela de Flaubert, la protagonista cae en el adulterio por puro aburrimiento. Es una reacción que se da en muchas otras novelas del XIX: la mujer peca porque no se le ocurre qué otra cosa hacer. Emma, que en realidad no tiene muchas luces, intenta llenar su vida con una aventura romántica que es una farsa.
De pronto salta de la silla una señora que me replica en tono greñudo:
-Pero ése [por Flaubert] , pensaba que la única tonta era la mujer, porque vamos, si es así...
Vi como brillaba la santa cólera en sus ojos.
-No, la tranquilicé. Y, tras un segundo de tensión, proseguí:
-En realidad, para Flaubert todo el mundo es una porquería, hombres y mujeres. Todo el mundo.
-Ah, bueno, si es así, menos mal...
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Aquella remota noche de mi primera adolescencia, junto a la playa del Manantial. Un tipo muy, muy mayor (como 19 años, o incluso más) nos contaba sus experiencias sexuales por medio mundo hasta las tantísimas de la madrugada mientras los chavales lo escuchábamos con la boca que se nos caía hasta los pies. Y lo que más me sorprendió de todo aquel prontuario que iba de Noruega a El Puerto de Santa María, era su defensa del traje de baño en las chicas, en lugar del top less. "La belleza sólo vale si se esconde un poco. Si se ve todo de golpe, ya no interesa". Y qué ciertas eran esas palabras, que sirven no sólo para las chicas, sino para una fotografía, unas palabras, un poema.
Sólo para subrayar lo del tono "greñudo". Muy expresivo.
ResponderEliminarSolo para reirme con "-Ah, bueno, si es así, menos mal...". Muy gracioso.
ResponderEliminarGracias por las risas que me has provocado. Y lo último... mi papá lo ha dicjo siempre...
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