martes, 17 de abril de 2012

El rey caza desnudo

Hace tiempo, cuando a don Álvaro d'Ors le concedieron el premio Príncipe de Viana, el eminente jurista y sabio en tantas materias pronunció un discurso en la abadía de Leyre delante de Felipe de Borbón y otras compañías. Si no recuerdo mal, en aquella alocución, que glosaba ideas de santo Tomás de Aquino y san Josemaría Escrivá, se animaba al futuro rey a practicar las virtudes del gobernante en forma heroica, con aspiraciones de santidad en la vida cotidiana. Tal vez porque se sintió aludido, el príncipe se saltó suavemente el protocolo y en su turno replicó con ironía posmoderna que "él no aspiraba a tanto".
Hizo muy bien, sí señor. Como hijo modelo, Felipe sabía que tenía que seguir los consejos de su papá antes que los de un señor tan sabio y tan aburrido como don Álvaro d'Ors. ¿Por qué intentar vivir la perfección en lo privado y en lo público, si basta con parecer que lo estás haciendo? La casa real ha sido muy buena en mantener una ética de las formas y, si no, que se lo digan a los arrapiezos que se les han acercado últimamente. Urdangarín es un aficionadillo y por eso lo han pillado enseguida. Durante años se han rumoreado muchas cosas de la vida privada de nuestro monarca, pero, tate, nadie le pilló in flagranti. Ahí el rey, o sus asesores, han jugado sus cartas de maravilla. No se aspiraba a la excelencia, sino a la apariencia y, entre col y col, caía un elefante.
Lo malo es que, en tiempos de crisis, la gente mira a sus gobernantes esperando mucho de ellos. Ahora bien, si el justo, el que intenta de corazón mejorar su conducta, peca noventa y nueve veces al día, ¿cómo no va a meter la pata (o la cadera) el que sólo pretende parecer bueno?

16 comentarios:

  1. Totalmente de acuerdo. Quisiera matizar dos cosas: últimamente se han dado de forma muy seguida casos muy claros y flagrantes que en tiempos más tranquilos no sucedieron, y también me parece, sin conocerlo, que el príncipe es muy distinto a su padre, menos preocupado por las apariencias, y quizá esa intervención que citas fue fruto de la humildad.

    Un abrazo.

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  2. ¡Ojalá tengas razón, José Miguel! Si no, tendremos un Felipino el breve, y esto tampoco es seguro de que sea bueno. Un abrazo.

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  3. Desde Polonia, y con tanta tecnologia con que seguir las vicisitudes de la Casa Real, coincido contigo y veo que tu blog sigue siendo muy interesante. Un abrazo.

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    1. Gracias, Gonzalo. Tenemos una conversación electrónica pendiente, donde me cuentes más cosas... Un abrazo

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  4. Yo recuerdo haber visto la escena en un telediario: le decía d'Ors que tenía que ser santo y Felipe se echó a reír como diciendo - "qué cosas tiene el vejete".
    Yo también me he acordado de ese episodio estos días, intentando encontrar una salida. La única que veo es la república. ¿Y si sale un presidente de república malo?, pues lo cambiamos, como acaban de hacer en Alemania.

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    1. O en Hungría, Ángel, donde se ha descubierto que plagió su tesis doctoral. En estos casos no pasa nada, porque el presidente es intercambiable. Basta con ser una figura de consenso. Acabado el consenso, deja de tener sentido. Esto tiene ventajas, claro, pero también hay ventajas en la monarquía como sistema. Aparte de que los reyes también pueden abdicar. No sé porqué en España sólo hablamos de república y no caemos en esta posibilidad.

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  5. Un comentario que ya he hecho en algún otro blog, sobre este mismo asunto:

    "Hombre, a mí me llama la atención una cosa. Cuando en Italia gobernaba el “señor” Berlusconi, de infausta memoria, a ninguno de los que (justificadamente) lo criticaban se le ocurrió decir que, visto lo visto, había que abandonar la república y pasarse a la monarquía. En cambio, cuando algunos critican al rey, por esto o por otra cosa, enseguida dicen que la “solución” es la república. Una diferencia que, sinceramente, no entiendo".

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    1. Comparto contigo, gatoflauta, en que tal vez no haya que ir a la república en directo. De todas formas, aunque no soy experto, creo que el ejemplo que pones de Italia no es exacto. Que alguien me corrija se me equivoco, pero me parece que Berlusconi era primer ministro, no presidente. La figura de este último se diferenciaría en que no depende directamente de la voluntad popular, sino que es un candidato consensuado,que agrade o no moleste demasiado, al menos, a los partidos políticos. Caundo cayó Berlusconi, fue Scalfaro (el presidente) quien buscó el gobierno de salvación del que ahora Monti es primer ministro.

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    2. El presidente es Giorgio Napolitano

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  6. Hola, Javier.

    Está muy muy bien descrito, pero no es un problema sólo del Rey. Todo en España parecía una cosa y era otra. Parecía que las Comunidades Autónomas funcionaban. Parecía que la economía española iba a ir siempre bien. Parecía que las Universidades eran viables. Parecía que los argentinos eran nuestros amigos.

    Parecía...

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    1. Vanidad de vanidades, todo es vanidad. Y, con todo, la economía, algún día, quizá lejano, saldrá adelante. No todas las universidades están tan mal. Y hay muchos argentinos que siguen siendo buenos amigos.
      (a las comunidades autónomas no les veo arreglo por ningún lado)

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  7. Todo es muy raro, Javier. ¿Qué noticias son esas? ¿A dónde va el periodismo? Que el rey cace (o se rompa la cadera a su edad), que Urdangarín robe o que Froilán dada su clase y condición se dispare sin querer, no parecen noticias. Las noticias serían "Urdangarín pierde la cartera, el rey se dispara en un pie y Froilancillo mata un elefante". ¡Es que no hay imaginación!
    Un abrazo,

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  8. Aparte del hecho de que,en caso de que en España se implantase la República, la figura de verdad importante sería la del Presidente del Gobierno (al menos así ocurrió en la 2ª República, nuestro precedente más cercano: era Azaña la figura importante, como lo recuerda la nota sobre un libro acerca de Casas Viejas que acaba de poner José Luis García Martín en su blog), no está claro que la posible española futura fuera presidencialista. En todo caso, repito lo que decía: parece que los defensores de la república son de un intolerante con cualquier posible fallo de la monarquía, que desde luego no parecen repetir en el caso de la república. Por lo demás, eso (la no intolerancia) es lo natural; el rey o el presidente son seres humanos, falibles como todos, y es absurdo hacer depender la forma misma del Estado de la conducta privada de un señor; máxime si, como en este caso, se trata, como ya lo he dicho, de cuestiones menores, comparadas por ejemplo con los chanchullos berlusconianos. Esa actitud me parece del todo ilógica.

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  9. Abundo en lo que dice gatoflauta. Se habla mucho de república, pero nadie parece querer concretar QUÉ república quiere: a la francesa, a la italiana, restaurar la Segunda (aunque los que más sacan su bandera tricolor parecen estar más bien por el modelo a la cubana)... La monarquía, en general, tiene como problema que es muy difícil de instaurar sin una sólida tradición detrás (por suerte, que si a Franco lo mismo le hubiera dado por coronarse); en Italia, en concreto, los Saboya se adelantaron a Berlusconi en materia de escándalos así que no creo que a muchos se les pase por la cabeza devolverles el trono. El rey más sensato de nuestros días, creo, ha sido Simeón de Bulgaria.

    (En el 2000, cuando aquel ridículo y disputado empate de votos en Florida entre Bush jr. y Gore, pude darme el raro gusto de decirle a una parejita gringa: "Esto les pasa por no tener una monarquía parlamentaria").

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  10. A mi, sinceramente, la monarquía no me molesta. Y la prefiero antes que a una república con un Bono, un González, un ZP... o cualquier otro impresentable sociata se haga con la jefatura del Estado ( seguro que con la idiotez y mansedumbre del PP la jefatura de estado estaría siempre en manos del PSOE).
    El Rey tuvo una oportunidad única de hacerse respetar y la desaprovechó comportándose como un felón al firmar la Ley de salud sexual e IVE ( la Ley del Aborto vamos ) que el impresentable de Zapatero le puso por delante. Si se hubiese negado a apoyar semejante atrocidad quizá otro gallo (o elefante) le cantaría en estos momentos.
    Otro gran error del Rey ha sido ser tan colegüita de los que lo quieren echar ( "hablando se entiende la gente",¿ incluso con los nacionalistas?)y creer que a los que no nos molesta e incluso consideramos que ha hecho cosas importantes y beneficiosas para España, nos iba a tener siempre a su lado. Pues no, Majestad, usted debería haber abdicado hace unos años, cuando se lo pedían/recomendaban desde un medio de comunicación (la Cope) unos señores a los que, si mal no recuerdo, ayudó usted a mandarlos diretamente al paro.

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  11. Yo me contentaria conque el que quiera ser Rey, sea leal a quien le pone en tan alta magistratura, a su esposa, a su padre, a su religion y que no juegue con armas de fuego ni se le ocurra abrazar a un presunto genocida en publico

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