martes, 8 de junio de 2010

Estilo y estribillo

A veces, cuando estoy escribiendo, me asalta la inquietud de si tal o cual idea gustará o no, si molestará a Fulano o aburrirá a Mengano. Y alguna vez me han venido a la mente, como un estribillo misterioso, los versos del Romancero:Yo no digo mi canción/sino a quien conmigo va.
Uno no aspira -sólo faltaba- a que sus lectores se queden con la boca abierta como los peces del romance ni a que las oficinas se queden en calma cuando alguien lea la última entrada de este blog. Pero inevitablemente se escribe siempre para los demás, incluso si pareciera que todo es un simple desahogo. Yo pienso, en primer lugar, en unos pocos lectores con nombre y apellidos (o con pseudónimo), aunque luego la entrada quede ahí, expuesta a la vergüenza pública de la Red .
Sin embargo, qué importante es, a pesar de todo, ser fiel a la experiencia que quieres comprender mejor en el momento de sentarte a escribir. Y qué difícil encontrar la palabra justa, si es que alguna vez se encuentra. Cuando termino metiéndome por estos vericuetos del estilo, vuelvo a la jaculatoria mágica del Romancero:

Yo no digo mi canción
sino a quien conmigo va.

9 comentarios:

  1. ¿Cómo puede caber tanta sabiduría en dos versos? Maravillosa la sapiencia del romancero y el sentido estético de la oportunidad con el que la traes a tus palabras. Yo también pienso en un puñado de lectores con identidad propia; también me hago las preguntas de rigor desde la incertidumbre, incluso, desde la vanidad. Abrir el arcón del enthusiasmo siempre es un riesgo. Riesgo en el que (por pequeña que sea en mis pasos literarios) me siento reconfortado y acompañada por vos.
    Un abrazo,

    Melusina

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  2. Javier, no sé si te lo vas a creer pero yo no pienso en nadie, me lio y me enfango y bastante tengo con desenredarme yo misma. Eso sí, cuando lo doy a leer, sé que no todas las personas lo van a leer de la misma manera.
    (Sólo pienso en alguien concreto si es para esa persona) En fin, cosas.
    Salud!

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  3. Melusina: nos preguntamos desde las dos cosas, desde la incertidumbre y desde la vanidad; pero también con las ganas de hacerlo bien, por el gusto de ver cómo encajan las palabras bien unas con otras.

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  4. Blimunda: pues claro que me lo creo. Yo me refería, sobre todo, a mi experiencia, que no tiene por qué ser la misma que la de otros. Aunque bien sé que l amía tampoco es nada singular.

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  5. Creo que de alguna forma más o menos consciente quien escribe públicamente ya está intentando comunicarse, aunque diga que sólo escribe para él.

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  6. No se puede decir más breve ni más claro.

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  7. Y si a quien conmigo va
    no le gusta mi canción,
    que se busque otro rincón
    o viajero para andar.
    De acuerdo con Juan Ignacio.

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  8. Entonces, quizás, el silencio es la mejor canción.

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  9. Amigo desconfiado:
    En el peor de los casos, voy solo, pero siempre tendré alguien que me escuche: o sea, yo mismo.De todas formas, seguro que alguno más seguirá la canción, por ejemplo, tú mismo, que me acabas de acompañar con tu comentario.

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