Retrato del adolescente posmoderno: Uno de los nuestros se va con el colegio a una excursión cultural a Madrid. Cuando su madre, siguiendo el instinto de la especie, le llama al móvil, el chaval le contesta:
-¡Joder, Mamá! ¡No me llames, que estoy en el puto teatro!
Dos días después, 8 de la tarde. En las inmediaciones del baño, el mismo hijo se ¿pelea?, ¿juega?, con otro revolcándose en el suelo. Cuando voy a separarlos, me mira desde abajo con cara de guasa y grita:
-¡No! ¡no! ¡no! He visto el Aleph! ¡He visto el Aleph!
Cada vez los entiendo menos.
Si de joven yo hubiera dicho a mi madre "en el puto teatro" mi cabeza habría salido volando por la ventana.
ResponderEliminarAparte de la mala educación (quizá sólo mala lengua), que puede corregirse con el tiempo, lo de "haber visto el Aleph" es lo que de veras me parece notable. Yo, a su edad, ni siquiera sabía qué diablos era eso. ¿Hay algún cómic -o alguna película- por ahí en que se lo mencione? Porque, si no, este chico promete.
ResponderEliminarJavier: tienes unos hijos demasiado cultos. Se te van de las manos. Es culpa tuya. Un abrazo,
ResponderEliminarAhí, ahí está la clave, y encima se cachondean de su padre.
ResponderEliminarDebí haberme imaginado que lo del Aleph procedía de las enseñanzas paternas; por extraño que parezca, no se me ocurrió. No se preocupe Javier por lo de la mala lengua (ni por lo del cachondeo); es una fase de rebeldía juvenil que pasará con el tiempo, un acné propio de la edad. Necesidad de afirmarse; nada por lo que no hayamos pasado muchos, si no todos (cada uno a su manera), creo que sin mayores consecuencias en general. Tiempo al tiempo.
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