
miércoles, 31 de marzo de 2010
Una historia triste

viernes, 26 de marzo de 2010
Desinencia y decadencia
Quinceañero, veinteañero, treintañero...
Cuarentón, Cincuentón, Sesentón...
Sexagenario, Septuagenario, Octogenario, Nonagenario, Centenario...
Dos observaciones nada más:
1) He empezado a ver y escuchar la palabra "cuarentañero". Una modalidad de la gente de mi generación para protegerse del sufijo en -ario. Pero da igual que te pongas una terminación u otra: la verdad de las cosas está en la raíz.
2) No sé de formaciones verbales parecidas antes de los quince años. Será porque en esa edad el tiempo no sucede.
martes, 23 de marzo de 2010
Búsqueda
Vi entrar a los tres policías como locos. Mi compañera se hizo la distraída, aunque a esas horas no hay nadie en el edificio. Uno de los maderos, el más gordo, le preguntó de malas maneras:
-¿Dónde está esa que le llaman
No me gustan los policías, así que me metí un poco más adentro. Pero los tíos se estaban poniendo la mar de pesados. El que llevaba la voz cantante seguía metiendo presión:
-Perdona, guapa, pero tenemos prisa por la hora que es y nos la tenemos que llevar ya, que si no, la jefa me mete un puro.
Como mi compañera empezaba a mosquearse, intervino otro poli, éste muy moreno de cara:
-Y si no está, podemos llevarnos a esa otra muñequita, ¿cómo se llamaba?
Así estuvieron más o menos unos diez minutos, y se metieron adentro, rebuscando por aquí y por allá, tiraron unas cuantas cajas y dejaron el local desordenadísimo, que no sé cómo pudimos recogerlo todo antes de que llegasen los clientes. Y venga a quejarse de que habían llegado tarde, qué gente. Al final se fueron enfadados y el gordito iba diciendo: “Joder, lo que es a mí, mi mujer me mata. Ya estamos a día 5 de enero y no he encontrado nada para la niña. Y ahora entramos a las ocho en servicio y ya no puedo comprar nada”. Se fueron dando un portazo. Estaban muy nerviosos, ya te digo yo.
lunes, 22 de marzo de 2010
El padrino
Uno siente cierto pudor si se trata de airear tal o cual mérito profesional a través de este medio, pero no es lo mismo si se trata de hablar de un regalo que le han hecho sus alumnos. A fin de cuentas, el mérito es suyo, ya que han pasado por alto mis defectos. Dice Shakespeare en El mercader de Venecia: "La gracia del don bendice a quien da y a quien recibe". Ellos han dado y sobre ellos vuelve la gracia del don.
jueves, 18 de marzo de 2010
Zoo familiar
Los perros necesitan salir de casa, se muerden, corren, saltan, ladran y se mean en cualquier lado. Si les regañas o les pegas un pescozón, aullan un minuto y, acto seguido, olvidan de inmediato las órdenes y siguen corriendo campo a través.
Los gatos son tranquilos y silenciosos, tienen los ojos bonitos, entienden las amenazas a la primera y saben donde depositar sus cositas. A cambio te guardan las ofensas y, si les viene en gana, te arañan.
A veces hay excepciones: los gatiperros o los perrigatos.
martes, 16 de marzo de 2010
Más virutas de taller
lunes, 15 de marzo de 2010
Me voy con vosotros para siempre

- He tardado muchísimo en leerlo - me dijo M.R-. De tanto que me estaba gustando, me daba pena que se terminara.
Yo también he tardado cerca de un mes en terminarlo. Lo abría por la noche, en la cama, me reía un par de veces y luego me quedaba dormido. Es ésta una manera muy original y agradable de que te venga el sueño que aconsejo a todos los que tienen problemas de insomnio.
Las memorias de infancia siempre me han parecido apasionantes, acaso porque lo más interesante de la vida le sucede a uno entre los tres y los doce años de edad. Luego todo se estropea. Las de Fred Chapell tienen la ventaja de que son inventadas, lo que permite al escritor hacer labor de poda y abono con sus propios recuerdos. El desfile de parientes locos y extravagantes es delicioso y , si hay tristeza en el libro (como tiene que ser y por respeto a la verdad de la vida), el resultado rebosa vitalidad y optimismo.
jueves, 11 de marzo de 2010
Respuestas correctas
miércoles, 10 de marzo de 2010
Antología del disparate
martes, 9 de marzo de 2010
Atracción fatal
Ella vuelve a mirar el reloj: tan sólo quedan cinco minutos para que llegue Él. Enseguida saca del horno su comida favorita –canelones- y la sirve en un plato frente al otro. Luego enciende dos velitas y las pone en la mesa. Corre las cortinas y deja la habitación en penumbra. Está algo nerviosa. Sale del comedor y se mira en el espejo del baño. Se pasa una mano por la mejilla. En el dormitorio saca del armario su ropa interior más sexy y la dispone en la cama. Se detiene a mirar el efecto conseguido. Entonces estudia bien el recorrido previsto que hará Él: primero la entrada, luego el comedor, el pasillo y por fin el dormitorio. Mira otra vez el reloj: sólo le queda un minuto.
A toda prisa escribe una nota de despedida para siempre jamás, la deja en la cama, suelta un taco, abandona la habitación, retoca el florero del vestíbulo y sale dando un portazo.
lunes, 8 de marzo de 2010
El sueño de los héroes

El sueño de los héroes muestra el camino de un enamoramiento y su plenitud, a la vez que nos permite entender por qué un hombre es tan distinto de una mujer. Es una lección simple, pero nada superficial. Aparentemente él lleva las riendas de la relación, mientras que ella adopta un papel sumiso. En realidad, Emilio es mucho más ingenuo y tarda mucho más en percibir los matices de la vida. Sus intereses se vuelcan hacia el exterior, mientras que Clara trata de construir un hogar en común, un proyecto acaso menos excitante que las inquietudes que Emilio tiene en la cabeza, pero que les permitiría a los dos llevar en adelante una existencia dichosa y sosegada.
Hoy en día muchos se plantean las diferencias biológicas entre hombre y mujer como un problema exclusivamente cultural. Para el feminismo radical los sexos son intercambiables y se definen como géneros. Adolfo Bioy Casares, que sabía bastante de los hombres y más de las mujeres, escribió esta novela, acaso su mejor obra, y se limitó a contar una historia de seres humanos corrientes, sin las pasiones sobrehumanas propias del folletín o del amor en tiempos coléricos, pero iluminada por la escritura elegante, el sentido común y la magia de un final que, como dice Enrique Vila-Matas, es uno de los mejores de la historia de la literatura.
(publicado en Nuestro tiempo, n º 661, marzo-abril 2010, pág. 9)