lunes, 22 de marzo de 2010

El padrino

Este fin de semana mis alumnos me nombraron padrino de su promoción. El sábado por la mañana tuve que pronunciar unas palabras en el acto de licenciatura y por la noche, cena exquisita en el palacio de Guendulain. De propina, P. brindó a todos su repertorio de imitaciones de profesores; entre las víctimas, un servidor, que volvió a recordar lo que decía su abuelita sobre su desaliño indumentario ("Javier es un farraguas"). Hacía tiempo que no me reía tanto.
Uno siente cierto pudor si se trata de airear tal o cual mérito profesional a través de este medio, pero no es lo mismo si se trata de hablar de un regalo que le han hecho sus alumnos. A fin de cuentas, el mérito es suyo, ya que han pasado por alto mis defectos. Dice Shakespeare en El mercader de Venecia: "La gracia del don bendice a quien da y a quien recibe". Ellos han dado y sobre ellos vuelve la gracia del don.

8 comentarios:

  1. No te he visto tan mal alineado.
    Como sea, subo algunos puestos en mi lista de posibles a "El mercader de Venecia"; gran frase.

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  2. El desaliño me sale naturalmente, lo que pasa es que uno se esfuerza en que no se note... pero a los alumnos no se les pasa una.

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  3. Enhorabuena, se ve que eres un buen profesor. Yo también trato de frenar mi propensión al desaliño ante los alumnos. Por cierto, ¿qué es un "farraguas"?

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  4. No sé bien qué es: sólo que tu abuela lo utilizaba para definirme como descuidado en el vestir... A veces hay palabras que, sólo por su sonido, parece que ya te imponen el significado. Será el contexto,pero me gusta pensar que su sonido sugiere por sí mismo un significado.

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  5. Aunque algo tarde, ¡felicidades!
    No podía ser de otra manera. Tú nos has enseñado a disfrutar y analizar la Literatura, nos has instruido en la lectura hispanoamericana y, no podía caer en el olvido, nos has hecho descubrir personajes imbéciles en los cuentos argentinos. La velada del 20 de marzo será inolvidable para muchos.
    Gracias por acompañarnos durante dos años y en el día de nuestra Licenciatura.

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  6. Anónimo alumno mío: muchas gracias por tus palabras, que no son tardías. Siempre llegan a tiempo para un profesor (y sólo una pequeña objeción: los personajes de algunas novelas pueden ser imbéciles, pero los argentinos no tienen un pelo de tontos).

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