sábado, 3 de abril de 2010

Lo de Córdoba

El pasado jueves un centenar de peregrinos musulmanes intentó rezar según su religión dentro de la catedral de Córdoba. Según algunos medios (El país), la policía los dispersó con inusitada violencia. Según otros (La razón, Abc), hubo dos heridos entre los policías por arma blanca. Tratando de entender el fondo de lo ocurrido, me acordé de unas palabras elocuentes de Samir Khalil Samir, jesuita egipcio y experto en cuestiones islámicas. Cito de su libro Cien preguntas sobre el Islam:

"Hablando de elementos simbólicos, el más significativo, obviamente, es la mezquita, con cúpula y alminar, a los que a menudo acompañan altavoces y otros instrumentos de ampliación del sonido para difundir la llamada a la oración del modo más extendido y capilar posible: se trata de un modo de proseguir la islamización de todo el espacio, tanto del auditivo como del visual.
También la oración colectiva recitada en la plaza y las aceras o las manifestaciones públicas con ocasión de la fiesta que señala el ayuno del ramadán, constituyen otras tantas modalidades para señalar de una manera visible la presencia islámica, para afirmar la existencia de un nuevo protagonista, que se presenta en la escena pública con su radical alteridad y su carácter irreductible. Noto, sin embargo, que el ciudadano medio occidental, secularizado y desencantado, considera todo esto a la manera de una manifestación folcórica, como uno de tantos signos de la sociedad multicultural, y no capta su significado altamente evocador. Si, por ejemplo, decenas de personas se postran para orar un viernes en la Piazza del Duomo de Milán, como ya ha sucedido, "toman posesión simbólicamente" de la plaza más importante de la ciudad. Me sorprende que no se capte la dimensión sociopolítica de la acción".
(Samir Khalil Samir: Cien preguntas sobre el Islam, Madrid, Encuentro, 2003, págs. 112-113)

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