martes, 10 de noviembre de 2009

Adornos navideños

Un tópico del tiempo que se nos aproxima es la tristeza, más aún, la depresión que le producen a algunos individuos las Navidades. A mí esa melancolía me parece muy comprensible: las Navidades son las fiestas de la alegría por excelencia, pero no hay mayor pesadumbre que la de quien tiene al lado a alguien tocando la zambomba. Las fiestas no sólo afectan a los ateos militantes; cualquier persona puede sentir con más intensidad la pérdida de un ser querido el 25 de diciembre. En fin, seguramente es una paradoja de la alegría humana: que siempre convive con la tristeza.
A mí, gracias a Dios, todavía las Navidades me iluminan el ánimo. En cambio, lo que me hunde es el tiempo previo, que no se vive precisamente como adventicio. Van llegando a casa los primeros folletos de compras navideñas. Y se nota en el ambiente un cierto nerviosismo ahora que ha empezado el mal tiempo. ¿Por qué no llega de una vez la Navidad?, te dicen. Pero no. Estamos todavía en la primera quincena de noviembre. Queda más de un mes, piensas resignado. Sin embargo, al Corte Inglés parece que le da igual este molesto detalle porque su catálogo viene cargadito de propuestas para las próximas Navidades: adornos floridos, belenes étnicos y nuevas bolitas para el árbol. Enseguida los vecinos montarán el árbol a la puerta de su casa y, lo que es más preocupante, lo forrarán de luces para que la discoteca reluzca en todo su esplendor. Es curioso que tanta gente llene sus casas de referencias a una fiesta que cada día viven y conocen menos. Tanto llenado para tanto vacío.

5 comentarios:

  1. "Tanto llenado para tanto vacío". La última frase redondea un post redondo y abre la puerta a un tema enorme. Muy buena.

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  2. Gracias, Juan Ignacio. Vengo fijándome algún tiempo en que un "clasico" de las Navidades es la lamentación por ellas, pero, en realidad, siguen siendo y serán unas fiestas muy alegres. Lo triste es que la gente pierda el sentido cuando lo celebra (en todos los sentidos, por cierto).

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  3. A mí lo que me deprime es el consumismo, y en las Navidades es cuando más se manifiesta.

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  4. A mí me deprime igual, José Miguel. En realidad, creo que justamente hablo de eso, pero llamando la atención sobre cómo el consumismo navideño ya se vive en otras fechas del año. Un desastre.

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  5. Buena entrada: a mí me encantan las Navidades, me ponen muy alegre, y me arrebatan los árboles y las luces y todo lo que me recuerde, incluso un mes antes, que el diciembre "vuelvo a casa".
    Me da bastante igual el consumismo, admito que soy parte de él e intento que no me vuelva loca, pero al final a todos nos gustan los regalos: regalar y que nos regalen. No voy a ser hipócrita a estas alturas.
    Aparte de que, como señalas, me parece el mismo consumismo que en Enero en las Rebajas, y son muy pocos los que entonan lamenos jeremiacos por ese motivo.

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