sábado, 7 de noviembre de 2009

La cultura domesticada

El otro día, todavía en Uruguay, leía yo un gran cartel encima del Teatro Solís: "Onetti es Montevideo". Las letras y la estética del anuncio recordaban, curiosamente, a las portadas de Alfaguara. Se trataba, supongo, de vender la obra de Onetti aprovechando su centenario. Son cosas que pasan cuando toca y uno no debiera darles mayor importancia, pero, ¿cómo no pensar en la cara que pondría Onetti, creador de la ficticia ciudad de Santa María, una ciudad imaginada para no tener que volver a hablar nunca más de su Montevideo natal? Montevideo aparece poco y mal en la obra de Onetti: que yo recuerde, está en su primera nouvelle, El pozo, y en un puñado de cuentos. Más tarde, ya maduro, inventará Santa María, que no es sólo Montevideo, sino una síntesis de las poblaciones del litoral rioplatense. Y el lugar es inmundo y provinciano.
Este tipo de peajes son los que hay que pagar cuando se trata de vender como sea a una gloria local. En Navarra, hace pocos años, se celebraba el centenario de San Francisco Javier. Recuerdo que en un reportaje televisivo se habló del patrón católico de las misiones como un hombre de "una curiosidad infatigable" que "tendió puente entre los dos mundos". Como no había manera de dar una imagen "actual" de Xavier se recurrió a su transformación en una especie de turista postmoderno. Y aquí es cuando el nihilista uruguayo y el santo navarro se concilian. Los dos traen un mensaje perturbador que no hay forma de que encaje en los discursos anestesiantes a la carta. Onetti dice: "El mundo es una porquería, pero yo sólo me salvo gracias a la escritura". San Francisco Javier dice: "El mundo es una porquería, pero somos hijos de Dios y nos salvamos por la fe en Jesucristo". En ambos casos manejan palabras fuertes, difíciles de asumir con el lenguaje de vendedores que practican los políticos, las grandes editoriales y todos aquellos que desean controlar el mundo libre de la cultura.

6 comentarios:

  1. Tragicómico lo de la curidosidad y el puente entre dos mundos. Ni que lo digas.

    Por otro lado (y destruyendo un poco la similitud Onetti-SFJ planteda), si hilamos un poco más fino, sólo puedo aceptar que al mundo lo llame porquería un cristiano. ¿Quien puede aceptar que un nihilista llame al mundo porquería? Nadie. Y es justo que no se acepte. ¿Quien quiere que le arruinen la vida? El cristianismo en cambio dice que el mundo es una porquería pero tambien dice que es bueno todo lo creado. Por eso puedo aceptar el mensaje cristiano, aunque sea controvertido a primera vista.

    Quizás fui algo más allá de lo que se proponía esta entrada. De hecho entiendo la relación que planteas. Y me voy "cuturizando" con Onetti y etc.

    (Me llama atención lo de "patrón católico").

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  2. Lo de la curiosidad y el puente es un típico ejemplo del lenguaje políticamente correcto en España y, por cierto, también lo de llamar "patrón católico" a San Francisco Javier: en este caso, que haces bien en que te llame la atención, usé el recurso de meterme en el punto de vista de otros, pero sin usar comillas. Debiera haberlas puesto.
    Luego está lo que señalas del nihilismo. Lo acepto, aunque parcialmente. Si es muy, muy radical,el nihilista no podría seguir viviendo. Recuerdo una enteevista a Onetti, poco años antes demorir en Madrid, donde decía que la vida no valía la pena vivirla, pero que él era tan cobarde que no se quería pegar un tiro. Siempre he pensado que habia algo (o bastante) de pose en esa actitud. Si estuviera tan desesperado, no lo pensaba dos veces: se pegaba un tiro. Pero siempre hay un hilo que mantiene el amor a la vida: en el caso de los escritores, es la creación. Los cristanos podemos decir que el mundo es una porquería, cierto, pero también es digno de vivir en él.

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  3. Buen punto. Una cosa es lo que se dice, sobretodo si uno es famoso. Es la pose. Que muchas veces es justificación racional de algo que ya ha hecho por motivos a veces desconocidos.

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  4. Y ¿cómo concilia Montevideo esa frase con las declaraciones y el comportamiento de Onetti? ¿Estaba equivocado cuando las hizo, ebrio, mal de la cabeza? Porque entonces... Montevideo está equivocada, ebria o ha perdido la razón. Es una frase peligrosa.

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  5. De entrada, quiero dejar claro que no comparto las ideas de Onetti sobre Montevideo,que es una ciudad agradable y acogedora, muy tranquila además. Quizá son estas mismas circunstancias las que a Onetti no le gustaban. No estaba ebrio ni mal de la cabeza: sencillamente tenía, creo, un problema con su entorno, cosa que, por otro lado, le sucede a más gente de la que pensamos.
    Por otro lado, los montevideanos que han leído a Onetti saben perfectamente de lo que habla (que es, por otro lado, un grandísimo escritor). Recuerdo que en el museo histórico de la Plaza Independencia (algo así como la plaza central de la ciudad), había un cuadro simbólico en donde aparecían todas las cosas que eran representativas de su país: el mate, una foto de Gardel, discos de tal o cual compositor uruguayo... y libros. Libros de Horacio Quiroga, Benedetti, etc., pero no de Onetti, lo cual tiene su lógica por todo lo que comentamos. Aunque también es triste porque creo yo que es el mayor escritor uruguayo (o uno de los mejores, al menos).

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  6. Alabo tu labor desmitificadora de los literatos. No sólo en esta entrada, sino en otras que te vengo leyendo. Es muy sana, no sólo desde un punto de vista crítico, sino también porque devuelve a la vida el estatuto que merece y hace ver la literatura como lo que es en realidad: una faceta más de la vida, en modo alguno otra dimensión...

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