Algo más sobre Francisco de Aldana. El poeta, por mandato de Felipe II, había acompañado a don Sebastián, el rey visionario que pretendía reconquistar el Magreb para los cristianos. Aldana había intentado en vano convencer al rey de la locura de meter a los portugueses en semejante aventura. Por fin, en la jornada de Alcazarquivir el ejército cristiano fue aplastado. En un memorial que su amigo Diego Torres envió a Felipe II para informarle de la batalla, se lee este emotivo final:
Y el día de la batalla, andando a pie por le haber muerto el caballo, le encontró el rey y le dijo: "Capitán, ¿por qué no tomáis caballo?". Y él dicen que les respondió: "Señor, ya no es tiempo sino de morir, aunque sea a pie". Y con la espada en la mano, tinta en sangre, se metió entre los enemigos, haciendo el oficio de tan buen soldado y capitán como él era".
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