jueves, 8 de septiembre de 2011

Una visita

Hoy vi en la clínica a un amigo muy enfermo. Mi amigo, que deja tres hijos pequeños. Ya no habla. Vive en ese estado terrible y misterioso que es el coma. Estaba a su lado su esposa, como se suele decir, triste y entera. La fe no resiste el dolor, pero le da un sentido. Luego aparecieron sus padres que vienen de muy lejos. Cuando su madre se acercó y le tocó la mano, mi amigo sonrió.
Después de un rato, me despedí y bajé a la calle. Allí esperaban los periódicos del día : "Los docentes se manifiestan contra el tijeretazo"; "Angela Merkel dice que su misión es salvar Europa; "Guardiola recibe la medalla de oro que le faltaba". Y yo leía todo eso con los labios pero por dentro me salía solo el Eclesiastés: "Vanidad de vanidades, todo es vanidad".

5 comentarios:

  1. Lo siento, Javier. Recibe un cordial saludo y transmite a mujer e hijos mi más sincero deseo de recuperación.
    "La fe no resiste el dolor, pero le da un sentido". Esta frase me ha hecho pensar mucho ahora que ando en la búsqueda de la fe para que de sentido a la "alegría dolorosa" que Dios nos manda.
    Me gustaría poder decir que en mi caso la fe resiste, mitiga o incluso calma el dolor y le da sentido, incluso que el sufrimiento da sentido a nuestra existencia, pero mentiría. Mi fe pende de un hilo y, a menudo, parece quebrarse con suma facilidad.
    Un saludo desde El Puerto.

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  2. Lo siente Javier. No sé decirte más. Mejor el silencio para acompañarte.

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  3. Y al rato nomás ya estarías vos también inmerso en esa vanidad de vanidades.
    En esa invencible rueda de las preocupaciones diarias.

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  4. La enfermedad y la muerte ponen a prueba nuestra fe, Javier: a veces para debilitarla y a veces para reforzarla.

    Y, sí, todo es vanidad, todo es humo, sobre todo cuando ya ha pasado.

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  5. Muchísimas gracias por vuestros comentarios y perdonad que no contestase antes. No sé si mi frase sobre la fe es algo equívoca. Quise decir que la fe no anula el dolor; mala cosa sería que lo anulase del todo porque en ese caso, pues no habría amor detrás. Hasta el mismo Jesucristo lloró delante de su amigo Lázaro muerto y se angustió en el huerto de los Olivos. Amigo portuense: la fe es un tesoro que se descubre en los momentos duros. Por eso vale la pena pedirla con insistencia, una y otra vez.

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