jueves, 11 de febrero de 2010

Yo, me, mí, conmigo

En una conversación con Martha Canfield, el gran poeta Jorge Eduardo Eielson quiere restarle mérito a un antiguo libro suyo y contesta así a los halagos de la entrevistadora:
-Eres muy generosa. De todas maneras, creo que hoy (...) soy algo más modesto y un intento como ése me parece un acto de soberbia.
El poeta peruano atribuye su conquistada humildad a su interés por el budismo zen, pero me temo que el lapsus lingüístico le gasta una mala pasada. Podría haber dicho que era "menos soberbio", pero prefiere la fórmula aumentativa ("más modesto"), que algo se le parece pero no es lo mismo.
De todas formas, lejos de mí reírme del yo. La vanidad es un vicio solitario y multitudinario y, si no lo creen, que levante la mano quien no ha fingido modestia alguna vez. Todos nos sentimos encantados de conocernos y de darnos a conocer a los demás. Del amor apasionado por uno mismo no se libra ni Buda.
Creo humildemente que una buena manera de librarse de la soberbia por unos segundos es dejar de analizar nuestro grado de modestia. Y otra, utilizar el sentido del humor para referirnos a esa persona que tanto amamos. Por eso me quedo con este poema de Miguel d'Ors:

Joven,
yo era un vanidoso inaguantable.
"Esto va mal", me dijo un día el espejo.
"Tienes que corregirte".
Al cabo de una semana era menos vanidoso.
Unos meses después ya no era vanidoso.
Al año siguiente era un hombre modesto.
Muy modesto.
Modestísimo.
Uno de los hombres más modestos que he conocido.
Más modesto que cualquiera de ustedes.
O sea
un vanidoso inaguantable
viejo.

7 comentarios:

  1. Me quedo con el texto de Miguel d'Ors. En dos palabras, IM-PRESIONANTE. De verdad Javier que es uno de los mejores textos sobre la soberbia que he visto en mi vida. Enhorabuena por la entrada.
    Un abrazo.

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  2. Amigo opinador: el mérito es de Miguel d'Ors, y aquí no puedo pecar de soberbia aunque quiera.

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  3. Ambas cosas, ambas cosas.

    Muy al punto eso de "que levante la mano quien no ha fingido modestia alguna vez" y muy bueno eso de "una buena manera de librarse de la soberbia por unos segundos es dejar de analizar nuestro grado de modestia".

    Y muy bueno el poema de D'Ors, ni que decir.

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  4. Y qué bien lo leyó el propio D'Ors hace un par de años en la universidad. No todos lo poetas saben leer tan bien como escriben. No es el caso de D'Ors, desde luego. Y ahora que hago memoria...la explicación que dio acerca de la composición del poema fue interesantísima, dejó al descubierto algunas "Virutas de taller".

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  5. AnaCó: me parece que las nuevas virutas están por salir del taller en cualquier momento.

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  6. Juna Ignacio: Gracias por el elogio, pero mejor no lo releo, para no ser incoherente y caer en la soberbia.

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