viernes, 16 de septiembre de 2011

Volver

Lo mejor de El señor de los anillos, ese larguísimo libro, está en sus tres palabras finales. Sam Sagaz, después de haber salvado ciento veintisiete mil veces al pesado de Frodo y haberse jugado el pellejo otras tantas, vuelve por fin a su hogar y dice: I am back, "Estoy de vuelta". Es una frase tan de andar por casa, tan rutinaria, que extraña un poco después de mil quinientas páginas de criaturas sobrenaturales y aventuras de cine. Pero seguramente ahí está su grandeza: en descubrir la maravilla de lo cotidiano después de un viaje de fábula.
Y ahora releo ese final, espléndido también, de La casa encendida de Luis Rosales:

Al día siguiente,
-hoy-
al llegar a mi casa -Altamirano, 34- era de noche,
y ¿quién te cuida?, dime; no llovía;
el cielo estaba limpio;
-"Buenas noches, don Luis" -dice el sereno,
y al mirar hacia arriba,
vi iluminadas, obradoras, radiantes, estelares,
las ventanas,
-sí, todas las ventanas-,
Gracias, Señor, la casa está encendida.


Viajar es maravilloso. Pero no hay viaje de verdad sin regreso, porque, en caso contrario, la ida se hace huida. Lo que propone Rosales es otra cosa. Mirar lo que vivimos todos los días como si tuviera que ver con las estrellas: vivir con la seguridad de nuestro origen. Y poder volver allí siempre. A casa.Y volver por la noche, y encontrar que alguien nos espera porque las luces están encendidas.

8 comentarios:

  1. A este viajero le encantó la entrada.

    Me viene a la mente el pensamiento de mi querido Chesterton que hay dos maneras de situar el hogar de uno: dar la vuelta al mundo y regresar de donde uno salió o elegir estar donde uno ya está.

    En ambos sentidos el "I am back" también se puede traducir por "Ya llegué", ya que el destino del viajero siempre es conocerse a uno mismo.

    Me imagino que pronto empezará el curso. Pues que haya suerte... y algo de aprendizaje.

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  2. Qué buen comentario, maven. Propio de un viajero experimentado.
    Lo mismo te deseo: suerte... y a aprender.

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  3. Hay dos clases de poesía: la del que mira por la ventana hacia fuera, y la del que mira por la ventana hacia dentro. La canción del cazador que sale por la mañana, cuando la naturaleza está llena de promesas y es mucho más emocionante que la cabaña, y la canción del cazador que vuelve por la noche, cuando la cabaña es mucho más acogedora que la soledad y la frialdad de la naturaleza.
    Chesterton, claro, en «The Poetry of Everyday Life», 24 de julio de 1909.

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  4. A Leopoldo Marechal le hubiera encantado esa definición. Él, para hablar de la poesía (y de otras cosas en la vida) habla de un viaje de dispersión, en el día, a la luz, y otro de concentración, simbólicamente en la noche. Su Adán Buenosayres está construido sobre esa dualidad.

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  5. Qué maravilloso poema el de La casa encendida. Y qué formidable final.
    Todavía me emociono mucho al recordar esta parte:
    "()
    yo reuní, para ti, como en un ramo, a todas las palabras
    verdaderas,
    yo reuní todas las palabras,
    y abrazándote entonces,
    te puse para siempre,
    te puse, para siempre, sobre los labios el nombre de María."

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  6. Quizás me equivoque, o incluse me engañe o, por qué no, estaré huyendo como dices Javier, pero a mi me gusta pensar que no hay regreso cuando se viaja. De hecho, estamos viajando continuamente en esta tierra, pues estamos "de paso", y por ello hay que aprovechar cada momento, pues al final, cuando se acaba el viaje, te darás cuenta si ha sido o no provechoso, si mereció la pena viajar y sobre todo, si hubo sentido o no al viaje. Los viajes, magnífico tema.

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  7. Voy a poner la nota humorística. Hace un tiempo me dediqué, con mi ex mujer, a elaborar lo que llamábamos en broma "microsinopsis". Una especie de resúmenes diminutos de libros o películas. La de "El Señor de los Anillos" (uno de mis libros favoritos, por otra parte) era esta: "Un tipo encuentra un anillo y las pasa canutas para deshacerse de él".
    Un abrazo,

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  8. Siempre que consigo volver allí donde me gusta ir (no lo repito por no ser pesado) digo lo mismo. Bajo del avión, miro, respiro y me digo: "por fin estoy aquí otra vez". Me acaba de pasar con tu blog.

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