martes, 9 de febrero de 2010

Pregunta

Fue un segundo único. El hombre bajó la cabeza, sus músculos se relajaron y dio un suspiro. Las nubes ocultaron el sol y sopló de repente una brisa húmeda. Por un milagro que tuvo mucho de arte, aquel segundo se movió y empujó a otro, y éste a otro, y aquel a otro, y así sucesivamente: el sonido del primero siguió resonando muchos años después en miles de imágenes: el miedo del cristiano ante los leones, una aldeana con el rosario entre las manos, las Cruzadas con su pista de sangre y sueños, Galileo encerrado en su estudio, los ojos de Miguel Ángel en la Capilla Sixtina, Edith Stein muy quieta delante del Sagrario, el Papa extendiendo los brazos, un hombre llorando por la calle, otro que se muere tranquilo en una playa remota, una monja salvando niños en el infierno de Calcuta y tantas otras cosas más: robos, generosidad, injusticias y el cansancio más heroico.
Y ahora, tanto tiempo después, me pregunto si ahora, ahora que pulso el teclado para terminar estas líneas , mi mano no se seguirá moviendo a causa de ese segundo infinito.


11 comentarios:

  1. Cada palabra un vendaval. Bonito, muy bonito. Gracias.

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  2. Pues qué puedo decir sino ¡muchísimas gracias!

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  3. La verdad que muy bueno, me sumo a los halagos.

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  4. Mmmmmm, un segundo infinito. Algo así como breves minutos, pero bien usado, claro. Me ha gustado mucho.

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  5. De extraordinaria belleza, Javi.
    En texto como para recuperar -con la ayuda de Dios- la fe.
    ...Y no suelo regalar elogios.

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  6. Aunque hayan pasado los días, gracias, amigos...

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  7. Muy bueno. Alguna vez hice algo parecido (un juego en mi caso) con respecto a mi cumpleaños, pero ampliando lo del segundo a un minuto, creo, je, je... Se ve en mi blog, en nosequé cumpleaños.

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  8. Gracias, Kike: No conocía tu blog, pero ahora lo iré visitando.

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