viernes, 18 de febrero de 2011

Días de radio (2) y arrepentimiento

Por cierto, Julia Otero -esa eterna olvidada de los premios oficiales-, también aportó su grano a la contienda antiberlusconi. Incluso cuando hablaba de literatura en otro momento del programa. Salió el tema de García Márquez y su pésima Memorias de mis putas tristes. Allí fabló la Otero, bien oiréis lo que opinara:
-Qué desencanto, qué horror de novela, toda esa historia tan berlusconiana del viejo con la niña virgen. Yo tenía en un altar a García Márquez pero ese libro, para mí, fue un punto de inflexión.
Pues tardó unos añitos en inflexionarse la periodista. Lea de nuevo, por favor, esa novela que tanto le gustó, Cien años de soledad, y encontrará más de un caso punible de pederastia.

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La nota anterior la escribí hace dos días, pero ahora que la vuelco en el blog me doy cuenta de que soy injusto con la (bella) Otero. Todos leemos determinados por un contexto, seamos conscientes o no. Durante años leí y expliqué en clase estos versos preciosos de Altazor de Vicente Huidobro:

Mujer el mundo está amueblado por tus ojos
Se hace más alto el cielo en tu presencia
La tierra se prolonga de rosa en rosa
Y el aire se prolonga de paloma en paloma

Hasta hace muy poco no olí el perfume machista que desprenden estos versos. Tampoco los especialistas que conozco sobre VH. La mujer "amuebla" imaginariamente el mundo del poeta, que es en el libro sucesivamente un mago, un pájaro, un alto azor, un ángel caído desde las alturas. Él se dedica a hacer sortilegios con las palabras y a volar por las altas esferas, mientras que ella le cuida la casa, se la amuebla y le consuela de vez en cuando. Esta lectura de género es muy plausible en Altazor, pero a mí no se me había ocurrido hasta que no fui consciente de vivir en una era feminista. O sea, que uno lee siempre según su contexto, como hizo Julia Otero y como hago yo.
(pero, por lo demás, ni lectura patriarcal ni puñetas: qué versos tan hermosos). 

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