Uno de los cuadros que más me gustó de la exposición sobre Lorenzo Lotto en Roma: este de San Antonio. Arriba el santo, al que le susurran ángeles, más rápidos que internet. Abajo, la multitud, que tiene algo de goyesca, entregando papelitos. Y en medio, los asistentes del santo; uno, con cara de bueno, el de la izquierda; y otro, menos paciente, mandando callar a los meteprisas.
Misterio grande este de la intercesión de san Antonio, que todo lo encontraba ya en el siglo XVI.
No hay comentarios:
Publicar un comentario