jueves, 17 de diciembre de 2009

Reyes magos, 4

En vísperas de Reyes, mi hermano mayor y yo poníamos trampas por toda la casa para atrapar las patas de los camellos. También nos quedábamos despiertos hasta que creíamos que nuestros padres se dormían. Entonces bajábamos al salón para ver si habían llegado. Pero no estaban. Nunca estaban a pesar de que la mañana siguiente nos encontrábamos los regalos amontonados en cajas. Y así hemos seguido él y yo durante sesenta años, venga a poner trampas y trampas, pero todavía seguimos sin dar con el misterio.

3 comentarios:

  1. Yo era más ingenuo, tan sólo les ponía comida y me preocupaba por si era mucha y tuviesen que hacerme un feo al dejarla, pues imagínate si todos les ponían un poco...

    Un saludo de un estudiante que espera que por Reyes le regalen el Baúl de sombras para no seguir ojeándolo en la librería universitaria, que queda feo.

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  2. Yo, desde luego, no podría regalártelo, aunque quisiera, porque no tengo ni siquiera para mí. Que los reyes magos sean generosos y que, además, no te decepcionen si te regalan ese libro de poesía.

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  3. Estos hermanos seguro que no coincidieron en el colegio con el imbécil...

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