viernes, 11 de diciembre de 2009

Poesía y política

A mí lo de la poesía social (que todavía tiene defensores reconvertidos a los nuevos tiempos) siempre me ha parecido un cuento chino. Es verdad que a algunos les sacude la mala conciencia y meten los grandes problemas mundiales en su poesía, como si ésta tuviese la culpa de algo. En realidad, la poesía, mala o buena, suele nacer de una experiencia directa de las cosas. Por eso, si a uno se le ocurre escribir sobre la represión en Honduras, el Congo o el Sáhara occidental mientras vive como cualquier hijo de vecino en un piso de Barcelona, la única conclusión que saco es que le impresionan mucho las noticias del telediario.
De hecho, la poesía social tiene la misma caducidad que los discursos periodísticos o políticos. Esto pasa incluso entre poetas excelentes, poetas a los que admiro, como, por ejemplo, Idea Vilariño. Y así, “En una noche de luna”, un poema de los años sesenta, ella hace referencia a las noticias del mundo y, con esa mala conciencia característica en tanto intelectual de la izquierda tradicional, enumera los muertos de hambre en la India y Brasil, o la guerra en Vietnam, o –aquí, la jugarreta de la historia- el episodio de la bomba norteamericana que cayó en la playa almeriense de Palomares: “hay miedo en Almería dice el diario/ no encontraron las bombas hache/ caídas en su mar por accidente”. Y el final vuelve a retomar lo del miedo en Almería, etcétera. Lo malo es que, para el lector español, este episodio inquietante de Palomares se ha disuelto con el tiempo en algo mucho más banal. Leído el texto en diciembre de 2009, no sé si el miedo de Almería del que tanto habla Vilariño será por aquellas bombas olvidadas o por la visión esplendorosa de don Manuel emergiendo de las aguas con el más famoso bañador de la postguerra.

3 comentarios:

  1. Sin duda el tiempo ha dictado sentencia. Lo que perduró en el recuerdo de aquel incidente fue el inmenso Meyba del gallego incombustible en las aguas del Mediterráneo. Cosas del NO-DO, supongo.

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  2. Es verdad, José Miguel, que el tiempo dicta sentencia siempre. Pero es verdad, además, que las cosas del No-do dictaron nuestra imagen de muchas cosas de la época, de la misma forma que los medios oficiales de hoy (los telediarios) harán lo mismo en las próximas generaciones. (Eso, si internet no lo remedia).

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  3. Mezclando ambos términos del título sale algo asi como, "poética" y "polisia"

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