La escena transcurre en una comida familiar. Uno de mis hijos mayores toma la palabra.
-Oye, papá, Dios es amor.
-Mmmm. Sí.
-...y el amor es ciego.
-Ssssí.
-Luego Dios es ciego.
Ya está: mi hijo ha empezado a estudiar Lógica en el colegio.
-Eeeeeh, sí, digo, no. No, el amor no es ciego. Lo que pasa es que el amor nos permite ver mejor a los demás. Eso es. El amor nos hace ver lo que somos y lo que son los demás.
Por un momento creo haber resuelto el dilema con esta sublimidad metafísica. Pero entonces, desde la región de los pequeños, uno de ellos pregunta sin darme tiempo a la reacción:
-¿Y entonces, los ciegos no se pueden casar?
Jua, jua, jua... ¡Los pequeñajos son geniales! Y más aún cuando aplican la lógica.
ResponderEliminarBuenísimo Javier. A ver cómo sales del lio.
Un abrazo.
Buenísimo... Creo que sé quién te preguntó el primero sobre Dios... Dale recuerdos desde el Sur...
ResponderEliminarJa! Impecables los pequeños.
ResponderEliminarError al aceptar la segunda premisa sin aclaraciones ;)
¡Juas!
ResponderEliminarA la conclusión lógica yo hubiera dicho que sí. Fijate:
Dios es amor, sí. El amor es ciego, sí. Ergo, ¿Dios es ciego? ¡Sí!
Así como el que ama hace la vista gorda con ciertos defectos del amado, así Dios "hace la vista gorda" con nuestras miserias y las perdona en un trís trás.
¿Ves que es cierto?
(Qué fácil es buscar desde acá, en frío, respuestas).
Del error me dí cuenta, Milkus, demasiado tarde. Y luego traté de rectificar sin mucho éxito.
ResponderEliminarBueno, si te soy sincero, también pensé, Juan Ignacio, en esa solución... pero, ¿qué se le habría ocurrido entonces a mi hijo pequeño que seguía interesadísimo la conversación?
ResponderEliminarPrecisamente un ciego, Borges, escribió: "Gracias por el amor que nos permite ver las cosas como Dios las ve". De manera, que un ciego enamorado ve divino.
ResponderEliminarSi tuviese sombrero, me lo sacaría ante Ud., E.G. Máiquez ;)
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